España recibió en 2023 más de 85 millones de visitantes extranjeros, una cifra que por sí sola plantea si no se ha llegado a un "tope" de turistas y si es necesario ya cambiar el modelo del sector, algo que es "un tabú" por su peso económico "pero hay que empezar a analizarlo".
Así lo ha considerado, en una entrevista concedida a EFE, el profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Luis Cerdá Suárez, que a su trabajo como docente suma proyectos de investigación sobre comercio y marketing.
El turismo español sufrió en 2020, como era lógico, la crisis provocada por el covid "pero desde entonces ha resurgido como el ave Fénix", tanto "que muchos actores del sector se plantean ya una reflexión sobre el modelo de turismo de masas que tenemos", ha asegurado.
Así, explica "desde los años del desarrollismo España ha buscado volumen de turistas" pero "ya está el debate de si es mejor buscar calidad, en vez de tanta cantidad" lo que "significa que menos turistas gasten más" en sus estancias en España.
Un debate de sostenibilidad
En realidad "este no es un debate de poner un tope al número de turistas, algo de lo que no se habla, es un tabú, porque nadie se quiere plantear renunciar a parte del impacto económico que tiene eso".
"De hecho, ya hay estudios sobre cómo buscar esa cifra pero no son concluyentes, porque no está claro dónde poner el foco para establecer ese tope, en los recursos de agua, por ejemplo, o en los energéticos, o en el medio ambiente" cuestiona "pero sí que coinciden en que la huella ecológica de los turistas es más elevada que la de los residentes en un territorio".
Por eso "el debate real es cómo pensar también en la sostenibilidad de los recursos que tenemos y hasta donde se pueden explotar" porque "en España ya hay problemas de agua en algunas zonas y a eso se suma el que hay muchas cosas que gestionar asociadas al número de visitantes que lleguen".
El número seguirá en aumento
Asume que "a corto plazo los número de visitantes van a seguir creciendo, incluso porque hay mercados, como el asiático, que todavía tienen mucho margen" pero "eso no impide tomar medidas a medio y corto plazo" en busca de esa sostenibilidad.
Unas medidas que pasan, a su juicio, "por un modelo de gestión del turismo más responsable y más inteligente" y en "buscar consensos sobre cómo asimilar el impacto del turismo" porque el flujo de visitantes "incontrolado, masivo y sin límites genera tensiones".
Reconoce que "no hay una solución única" para atajar esas tensiones "pero hay que tratar de encontrarlas" y "algunas estrategias ya están planteadas".
Así, considera que España debe fomentar "la dispersión (de turistas) en diferentes territorios, incluso con nuevos complejos turísticos donde no los hay ahora" además de "crear nuevos productos, nuevas rutas" y "promocionar las visitas en diferentes temporadas".
Otras opciones pasan por "regular de forma transparente todo lo que afecta al turismo" y "mejorar la formación del sector".
Todo ello porque "en algún momento hay que hacer algo" y plantearnos "si nosotros mismos, como país, estamos dispuestos a asumir diferentes estrategias en busca de otro modelo, no solo el de sol y playa".