Solo han hecho falta dos reuniones para que los agricultores independientes y las Organizaciones Profesionales Agrarias (OPA) pacten un documento de consenso para reactivar la vitivinicultura riojana, que atraviesa una situación muy delicada. El sector productor contempla dos aspectos de gran calado, eliminar el vino de mesa y someter a estudio la posibilidad de suprimir masa vegetal, dentro de un paquete de medidas que entienden pueden lograr el beneplácito de las bodegas.
Media docena de viticultores representantes de las tres comunidades de la Denominación, La Rioja, País Vasco y Navarra, se reunieron ayer durante unas cuatro horas con responsables de ARAG-Asaja, UAGR y UPA, un encuentro en el que ratificaron -con matizaciones- el acuerdo que alcanzaron el martes y que ha de obtener el visto bueno de sus bases.
Este documento, que será después trasladado a los órganos de gestión y control de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, el Consejo Regulador y la Interprofesional del Vino, fue la consecuencia de una reunión que deparó resultados «muy fructíferos».
Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, contextualizó el encuentro monotemático -se desarrolló en la sede del Consejo Regulador- en respuesta a la «importancia y singularidad» del vino en Rioja y apuntó que, entre los puntos objeto de acuerdo, figuran aspectos que atañen a los órganos de control de la Denominación, y otros a las administraciones autonómica, nacional y europea.
Al respecto mencionó asuntos relativos a la rentabilidad del sector -que dependen de Rioja-, la aplicación de la puesta en marcha de la vendimia en verde o la destilación, responsabilidad de los gobiernos. «Va a haber propuestas que se acometerán en el corto plazo y otras que por su magnitud y escala llegarán más tarde», argumentó el secretario general de ARAG, que defendió un consenso y la unidad de acción del sector productor.
«El objetivo es seguir trabajando para sumar el consenso de otras organizaciones agrarias que no han estado presentes en el debate», señaló Fonseca, que considera que el contenido del acuerdo es «sensato y beneficiosos para el conjunto del sector» y en absoluto «ataca» al sector comercializador. «Entendemos que tienen que ser aceptadas», opina Fonseca, que avanzó que se mantendrán otras reuniones para abordar la difícil tesitura que sufren otro subsectores del sector agrario riojano.
Eduardo Herreros, que participó junto a otros cinco viticultores independientes, manifestó su satisfacción por el transcurso de unas conversaciones cuyo resultado no quiso desvelar en espera de que sea ratificado en asamblea.
«Sabemos el grave problema al que nos enfrentamos agricultores y ganaderos, señaló Herreros, que, al respecto de la posibilidad de que la rama comercializadora de la Denominación dé su aquiescencia, apuntó que «si todos queremos que este buque siga flotando, tenemos que ceder un poco;no consiste ni en productores ni en bodegas, tenemos que ir de la mano».
En función de la evolución. Néstor Alcolea, secretario general de UPA, también ofreció una valoración «relativamente positiva» de la reunión y precisó que se contempla la creación de una mesa de trabajo para, «en función de la evolución de las ventas y existencias», abordar una posible reducción de la masa vegetal, tal cual se acordó en la reunión del martes, un arranque que, en cualquier caso, sería voluntario e incentivado.
Afirmó que el debate sobre el vino de mesa «ha quedado superado»; una afirmación que subrayó con el argumento de queno cabe hablar de vino de mesa «cuando estamos reduciendo rendimientos año a año».
El responsable de UPA también explicó que se abordó cómo han de acreditarse las organizaciones profesionales agrarias en el Consejo Regulador, punto en el que reconoció la existencia de «un escollo», aunque todos coinciden en que debe tratarse de un proceso secreto.
«Todos los acuerdos favorecen al conjunto de la Denominación, pero especialmente al sector viticultor, que es el que ahora mismo está atravesando una situación más complicada que el comercializador», destacó Alcolea.
Entre los puntos que se acordaron el martes -cuya redacción se conocerá una vez ratificada por todas las organizaciones- figura el cumplimiento de la cadena alimentaria, con precio por encima de coste de producción, que cifran en 4.400 euros por hectárea, según los estudios de costes de producción de la Consejería de Agricultura de La Rioja.
Eliminar la burocracia para los viticultores y la reducción de la partida para promoción son otros de los puntos del preacuerdo.
«Solo queremos que esto siga avanzando con el resto de organizaciones para conseguir que Rioja vuelva a ser lo que siempre ha sido, un buque insignia», señaló Eduardo Herreros que, junto a sus compañeros, se reunirá hoy con las cooperativas de Fecoar.