"En La Rioja hay zonas que para empezar a escalar están bien"

El Día
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Rubén Pérez, Ino, de vuelta del Bhagirathi y tras escalar en cuatro continentes, recuerda que «el alpinismo riojano está muy vivo»

Ino, en el Bhagirathi. - Foto: Rubén Pérez 'Ino'

Sueña con volver a Torres del Paine, donde ha estado este 2023, y acaba de volver del Bhagirathi, uno de los big walls que ofrece el subcontinente indio. Compartió cordada con el tinerfeño Alex Kammerlander, con el guipuzcoano Mikel Sáez de Urabain y con los veteranos José María Andrés y José Ángel Ruiz Llorente. El excepcional equipo humano, completado por una docena de porteadores, alcanzó su objetivo el 26 de septiembre, tras un postrer esfuerzo de dieciséis horas para superar los 300 metros finales de una de las paredes más complejas de Asia.  

Y Rubén Pérez Blázquez (Logroño, 1979) entiende, y mucho, de paredes. Bombero de profesión, ha escalado en los cuatro continentes. En África probó las dificultades del granítico Tsaranoro malgache. En América ha padecido las exigencias de los Bugaboo de Canadá, donde echó raíces, el Gran Capitán (como Alex Honnold ha subido esta cima mítica «pero mientras él se hizo su free solo en dos horas, yo tardé cuatro días») en Yosemite, el Gigante en México y, por supuesto, el Fitz Roy en la Patagonia argentina. En Pakistán ya sufrió el rigor de las Torres del Trango mientras que en Europa informa que «El Naranjo de Bulnes y el Grand Capucin, en Chamonix, «no están nada mal».

De hecho, volviendo al terruño, asume que para escalar no hay que irse tan lejos. «En La Rioja hay muchas zonas que para empezar están bien», puntualiza. Ycita dos enclaves bien conocidos por todos los apasionados de las alturas: Clavijo y Peña Puerta (Viguera).

Pese a la exigencia de esta afición, reconoce que la escalada deportiva «está en auge porque ahora que es una disciplina olímpica cualquier ciudad tiene un buen rocódromo y no es un deporte especialmente caro».

Eso sí, hollar los 6.469 metros del Bhagirathi 3 requirió un esfuerzo físico y logístico ímprobo. «Exigió mucho 'porteo' y mucho 'petateo'. Nos llevamos 500 metros de cuerda, mucho material que hubo que subir», rememora. Para completar la pared «pasamos ocho noches en hamaca, no siempre en las mejores condiciones». La normativa india les impidió llevar tecnología satelital, lo que hizo que las ventanas de buen tiempo fueran impredecibles. Eso sí, una versión anticipada del veranillo de San Miguel les permitió hacer cumbre.

Aunque el historial del Bhagirathi no es grandilocuente, representa una de las cimas de la escalada. «Es una pared vertical con más dificultad que altura. Es muy roquera, muy afilada y mezcla escalada en roca, en hielo y mixta», informa. Su cordada cubrió una vía de roca de más de 1.500 metros aunque no es el primer riojano en hacerlo .«MartínElías hizo la víaEstrella Imposible y eso tiene mucho mérito», ensalza.

Aunque no se obsesiona por coleccionar seismiles ni sietemiles, asume que el alpinismo riojano, y este escalador se define a sí mismo como alpinista, «está muy vivo» al tiempo que lamenta la falta de tradición que el montañismo tiene en nuestra región.«Y eso que los hermanos Elías, José David López 'Tron', etc. son muy buenos. Estoy seguro que en cualquier otro sitio hubieran tenido el reconocimiento que se merecen», denuncia.«Esto no es País Vasco o Cataluña. Se nos ayuda poco», se despide un escalador que cruza los dedos para volver, bien pronto, a la Torre Central del Paine, una «espinita» de roca que confía en quitarse «lo antes posible».