Cobi, el perro cubista que fue el símbolo de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92, pasó a la historia del diseño español y, poco después, también lo hizo su réplica para las Paralimpiadas de la capital condal. Aunque en el imaginario colectivo no está tan presente como su compañero de carteles, Javier Mariscal volvió a pasarse el juego con Petra, que se alejó radicalmente de la iconografía habitual -mascotas en sillas de ruedas- para significar las competiciones paralímpicas.
Aunque el artista valenciano desechó los modelos habituales, Samantha Vázquez (Castañares de Rioja, 1997) sí se ha permeado de esta simbología tradicional en su debut en la literatura infantil. De la mano de la editorial Mr. Momo ha dado vida a Inna, una joven en silla de ruedas.
Esta profesional emotiva y amante de las emociones, estudió Pedagogía en Burgos (UBU) y «en una asignatura optativa de la carrera nos mandaron hacer un cuento y es donde nació Inna o donde al menos se intuyó su existencia».
«Ese proyecto», informa, «estaba enfocado al mundo del autismo y aposté por pictogramas para mejorar el aprendizaje». «Es un personaje del que me enamoré al instante», completa aunque para que fuera una realidad, editorial, han tenido que pasar algo más de un lustro.
La joven castañetera, que trabaja en la capital vasca en un Centro de Atención Temprana, se reconoce sorprendida por la buena acogida que ha tenido el libro en estas primeras semanas. «Lo publicamos en septiembre y la verdad es que estoy muy contenta porque sé lo complicado que es el mundo de la literatura infantojuvenil y nunca es fácil que una editorial, en este caso Mr. Momo, haya apostado por el personaje», explica.
El cuento, ilustrado por la mexicana Yulissa Barrientos («me gustó mucho su estilo; representa muy bien lo que quería transmitir con Inna», agrega), supone un viaje iniciático a las primeras emociones que todo niño experimenta a temprana edad. Como informa la autora, ¿Cómo se siente Inna? nace con el noble objetivo de «ser una herramienta para enseñar a los más pequeños a reconocer y manejar sus sentimientos en su día a día».
«Inna es una invitación para que padres e hijos compartan un ratito juntos y, a partir de estas cuarenta páginas, hablen de las emociones, que las identifiquen y les ayuden a expresarlas», explicita la escritora riojalteña. «Me gustaría que sirviera de ayuda para validar todas y cada una de estas emociones pero, sobre todo, para que a través de Inna puedan comprender o escuchar cómo se están sintiendo los más pequeños de la casa.
Satisfecha con el primer mes de vida, literaria, de su personaje, la pedagoga presentará en sociedad su debut literario a sus vecinos castañeteros. «Me apetece que llegue a mucha gente y me hace ilusión que sea en Castañares donde se presente. Soy de aquí, este es el sitio donde vivo y aunque Castañares, como tantos otros pueblos, no hay muchos niños, aquí al menos se mantiene la escuela y eso es un aliciente porque ¿Cómo se siente Inna? es una herramienta pedagógica más», se despide confiando en que su debut editorial tenga pronto continuidad.