«Al final pilotar drones es como volar pero desde el suelo»

Laura Merino
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Gabriele destaca que la dificultad a la que se enfrenta en el aeromodelismo es «la gran velocidad a la que avanza la tecnología» y tener que mantenerse siempre actualizado

El piloto de drones y helicópteros radiocontrol Gabriele Rovere en las instalaciones Club Rioja de Aeromodelismo - Foto: Carlos Caperos

Entre aviones, drones y helicópteros de radiocontrol, la infancia de Gabriele Rovere estuvo marcada por el mundo del aeromodelismo y con el tiempo lo que empezó como una afición, con esfuerzo logró convertirla en su trabajo. Hoy, es piloto de helicópteros de radiocontrol a nivel internacional y, como piloto de drones, se encarga de «las aplicaciones de campo»,del servicio técnico, las sugerencias o consultas a nivel nacional y europeo. 

Años atrás, cualquiera podía volar un dron en la ciudad, pero con la normativa actual «casi toda La Rioja es una zona de control militar», advierte Rovere, y volar sin los permisos adecuados conlleva sanciones de entre 30.000 y 3000.000 euros. Para evitar estos riesgos, el Club Rioja de Aeromodelismo ofrece instalaciones legalizadas donde volar con libertad y seguridad, limitado a una altura máxima de 120 metros y sin perderlo de vista.

El futuro de la tecnología apunta a la sistematización con drones, por lo que Gabriele tiene claro que es uno de los sectores con mayor futuro y salidas. «Estos dispositivos se aplican en la agricultura para fumigaciones o control de cosechas, pero empresas como Amazon también desarrollan sistemas de reparto con drones», ejemplifica. 

«Al final pilotar drones es como volar pero desde el suelo», indica divertido. Para él, los drones ofrecen una perspectiva aérea inigualable, pero los helicópteros de radiocontrol son su verdadera fuente de adrenalina. «Un dron, una vez estabilizado, es fácil de manejar, pero un helicóptero hay que montarlo y configurarlo para disfrutarlo. Todo tiene su proceso y a mi me encanta de principio a fin», expresa. Sin embargo, el desafío diario al que se enfrenta es la gran velocidad a la que avanza la tecnología por la dificultad de mantenerse siempre actualizado. 

Aun así, su trabajo le ha permitido ver que a pesar de las diferencias culturales, la pasión por el aeromodelismo es universal y disfruta cada día de su pasión por el vuelo y una trayectoria innovadora.