«El bocata de sardinas es nuestra seña de identidad»

El Día
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Lourdes Espiga, que junto con su hermano Eduardo ha regentado durante 28 años el Ambigú del Adarraga, cierra una exitosa etapa en el local más pelotazale de La Rioja

Lourdes Espiga, que junto a su hermano Eduardo ha regentado durante 28 años el Ambigú del Adarraga, posa para la foto. El domingo 29 el bar del frontón cierra sus puertas. - Foto: Ingrid

A la una, entre amigos, tendrá lugar la degustación de sardinas de la que saldrá el producto que se comerá durante las fiestas. Mañana, con motivo del arranque de la feria, Eduardo (Viniegra de Abajo, 1953) y Lourdes Espiga (Viniegra de Abajo, 1958) serán homenajeados por Aspepelota y Baiko. Y el 29, coincidiendo con la final del torneo mateo, el Ambigú del Adarraga cerrará sus puertas. Eduardo reconoce abiertamente que se jubila; su hermana Lourdes, sola en la foto que ilustra este reportaje, no es tan tajante. «Yo por ahora solo dejo el Adarraga. No me retiro de la hostelería», se ríe. 

Los dos se reconocen emocionados por los mensajes de agradecimiento de los deportistas, «no solo pelotaris», recibidos en los últimos días. No saben quién les tomará el relevo a partir del 1 de octubre pero tienen claro que dejan huérfana a una gran familia. «El lunes 30 no pienso hacer nada», bromea Lourdes. «Luego ya recogeremos», añade Eduardo.

Ambos se consideran titinistas, pues Augusto dio muchas tardes de gloria en el frontón y muchas mañanas de confidencias. Ahora que el de Tricio tiene relevo (Javier Zabala), acaban con una aventura que arrancó el 1 de julio del 1996 «en el antiguo bar de las piscinas del Adarraga». «El que mañana comienza», informa Lourdes, «es mi San Mateo número 29». Ella, salvo el año pasado, siempre ha estado detrás de la barra («hasta 15 horas al día en fiestas», informa) mientras que Eduardo alternaba estas obligaciones «con las del pub que regentaba».

La feria se vive en la cancha, se disfruta en la grada y se degusta en el ambigú. «Nada más entrar, huele a sardinas», apunta Eduardo. «Aunque vendemos otros tipos de bocatas, es cierto que igual el 90% de los que preparamos son de sardinas, del Cantábrico», agrega su hermana. «Las sardinas son nuestra seña de identidad y son muy reconocidas por el público pelotazale, especialmente por los vascos», completa la menor de los Espiga.

En estos 28 años, los gustos de los habituales han cambiado. «Se siguen bebiendo combinados pero ahora es cierto que se consume mucho más cerveza y kalimotxto, especialmente en el primer piso», informan al unísono.

El futuro comienza a partir del lunes 30 pero su deseo para cerrar el bar por todo lo alto es que «Zabala, Darío o Salaverri puedan estar en la final» de una feria con aroma a despedidas.