Logroño se sitúa por primera vez en lo que va de siglo por debajo de los 2.000 comercios de proximidad. Una tendencia claramente a la baja que viene manifestándose, con mayor o menor intensidad, desde hace años y que al cierre del ya caducado ejercicio 2024 vuelve a dar una muestra más de desaceleración. Entre el año 2000 y 2005, la capital riojana exhibía un músculo comercial muy próximo a los tres mil locales abiertos. A diciembre del pasado año eran 1.983. Dicho de otra forma, en 25 años, las calles de Logroño han perdido alrededor de 1.015 negocios minoristas, según los datos facilitados por la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de La Rioja.
Los datos proyectan una media de 40,5 negocios de proximidad menos cada año si se tiene en cuenta el primer cuarto de siglo.
Una media que, por otro lado, es prácticamente similar a los datos del pasado ejercicio cuando bajaron la persiana 110 locales mientras que la subieron 71, es decir, de nuevo un saldo negativo de 39 comercios menos en un año y que evidencia que la sangría de cierres, por encima de las nuevas apuestas que materializa el sector, se ha convertido en una constante.
En cualquier caso, el censo que elabora con periodicidad anual la institución cameral deja constancia de un Logroño que vivió su particular época de oro comercial a principios de siglo para ir perdiendo fuelle con el paso de los años. Acotando a años más recientes, entre 2018 y 2024 la capital riojana ha perdido cuatrocientos negocios minoristas.
La imposición de las restricciones derivadas de la pandemia del covid-19 refleja sus peores consecuencias en los años posteriores. Tanto en 2021 como en 2022 el balance de la Cámara arroja cerca de cien cierres comerciales, unos doscientos entre los dos ejercicios. Es más, es en 2021, cuando todo regresa a la normalidad, cuando se evidencian las perores consecuencias de una hemorragia comercial que deja atrás numerosas iniciativas de carácter minorista.
Sin embargo, 2023 muestra, dentro de que el saldo entre las altas y las bajas mantiene su posición en negativo, un ligero respiro con veinte cierres menos en relación a los ejercicios de restricciones pandémicas y confinamientos varios en los que derivó la pandemia.
Sin embargo, el promedio de cierres anual también proyecta un incremento en términos absolutos alcanzado los sesenta anuales en los últimos seis ejercicios cuando al principio de la década del 2000 el saldo negativo no llegaba a los cuarenta cada año. Dicho de otra forma, el censo de la institución cameral muestra la evolución más acentuada a lo largo de los últimos ejercicios alimentada aún más si cabe, por las restricciones de movilidad del covid y el impulso que la ciudadanía encerrada en sus hogares propició a las compras online.
En definitiva, el histórico de datos de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de La Rioja indica que el sector comercial pierde masa y con el paso de los años acelera la disminución de su peso específico aunque el pasado ejercicio, incluso 2023, hayan propiciado un ligero y tímido respiro a la estadística sin abandonar sus saldos negativos. Es más, si a principios de siglo, Logroño ostentaba una cifra muy próxima a los tres mil negocios de proximidad, en la máxima extensión del concepto, la capital riojana rebaja ahora la barrera psicológica de los dos mil.
Y todo ello con una distribución por zonas cada vez más definida.
Por barrios. Así, el centro de la capital riojana parece focalizar sus esfuerzos hacia negocios textiles y de moda, mientras que en los diferentes barrios de la ciudad parecen perdurar y consolidarse un negocio más próximo al sector de la alimentación, evidentemente con excepciones en muchos de los casos. Un tipo de negocio que tiene como clientes a todos los vecinos de la capital riojana, mientras que en los barrios, los establecimientos se nutren casi de forma exclusiva de los residentes de la zona. Peluquerías, estilismo o la ya citada alimentación suelen copar los barrios.
Mientras tanto, van apareciendo carteles de 'se alquila' en zonas urbanas de la capital que tradicionalmente tuvieron cierta relevancia comercial.
«Vamos encaminados hacia ciudades hechas polvo»
Grandes centros comerciales en el extrarradio de la ciudad, un comercio online que ha venido para quedarse y que crece a pasos de gigante y un esfuerzo comercial que en muchos casos puede con las energías de los propietarios de comercios de proximidad. «Es una tendencia real y decreciente», apunta Fernando Cortezón, responsable del área de Comercio de la institución cameral de La Rioja.
A su juicio, asistimos a «un profundo cambio en los hábitos de consumo y en los criterios de compra y no existe una solución milagrosa que pueda revertir la situación». Unas palabras que pueden entonar cierto tono de resignación pero contra las que Cortezón ofrece los mismos puntos a favor de los que puede presumir el comercio de ciudad. «Somos un sector que paga impuestos en la ciudad y que revierten en la ciudad, somos más sostenibles, más cercanos y se crea empleo de calidad», defiende el responsable de Comercio de la Cámara al tiempo que avanza que la pérdida de negocios minoristas «no lleva hacia ciudades hechas polvo».
«actuación fracasada». Evidentemente, el comercio online «ha venido para quedarse» y dentro de que no se puede prohibir, «debería acomodarse a algo más racional y pequeño», señala en una valoración de un sector que en muchos casos, sufre.
Se trata de un contexto que afecta de forma generalizada a toda la capital riojana si bien, el propio Cortezón llama la atención de la situación que se vive en el Paseo de las Cien Tiendas desde hace ya años. «Han sufrido una actuación urbanística fracasada y están siendo sometidos a un castigo adicional». Más aún cuando la paralización de las obras derivó en un parcheo generalizado para, a partir de ahora, volver a iniciar la actuación. Pero «el problema es generalizado».