"He estado a cuarta o tercera velocidad durante un año"

David Hernando Rioja
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Luis María Miguel Rodríguez donó un riñón a su hermano hace diez años. Tiene que vigilarse el colesterol como cualquier persona de su edad, suele comer siempre a la plancha y no come muchas grasas

Luis María Miguel Rodríguez en su despacho - Foto: Óscar Solorzano

Hace diez años, Luis María Miguel Rodríguez tomó una de las decisiones más importantes de su vida en apenas un minuto y medio. Ese fue el tiempo que duró la conversación en la que aceptó donar a su hermano uno de sus dos riñones cuando éste le contó que padecía una grave enfermedad que le afectaba a esos órganos.

Cuenta que conocían como estaba su hermano de salud pero «la enfermedad que él tenía se desarrolló muy rápidamente. Eso provocó que en menos de tres años, prácticamente le comiera los riñones», recuerda.

El problema de mi hermano, explica, era que la enfermedad era conocida pero «nadie pensaba que se iba a desarrollar tan rápidamente». «Mi hermano mide 1,80 cm y es un animal de grande, por lo que verlo comer con gramajes, es decir, 20 gramos de esta comida, 100 de otra o 300 de otra fue duro», señala.

Este proceso también le provocaron algunas consecuencias. Cuenta que a él le costó bastante volver a su ritmo de vida habitual cuando le cogen el riñón por laparoscopia, «una operación muy limpia a la hora de sacarte el riñón, ya que prácticamente no hay cicatrices pero la recuperación es muy lenta». «Siempre digo que he estado en cuarta o tercera velocidad durante un año pero son cosas que tienes que pasar», asegura.

Detalla que tiene que vigilarse el colesterol como cualquier persona de su edad aunque «tengo que llevar un cuidado. Suelo comer siempre a la plancha y no como muchas grasas pero no renuncio a ninguna comida».

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