Saturday Night Live acaba de cumplir cincuenta temporadas en antena y, sin saberlo, Mariam Budia (Logroño, 1970) se asomó al prestigioso late show. «No sé cómo ni por qué pero un amigo estadounidense me llamó y me dijo: '¡Acabo de verte en la NBC!'» Aunque sigue sin saber la razón, la actriz Casey Wilson acabó parodiando a la riojana en The Dakota Fanning Show, uno de los espacios del afamado programa. «Hace de mí. Me quedé un poco perpleja», confiesa una vez superado el asombro por este inesperado homenaje.
Cameos aparte, la dramaturga riojana vive a caballo entre Logroño y Madrid después de una dilatada carrera profesional que le ha llevado por Australia, Canadá, Francia e Italia pero, sobre todo, por China, Corea del Sur y Japón.
«Soy logroñesa de nacimiento, madrileña de adopción y japonesa de sentimiento», se sincera. Al país del Sol Naciente llegó de la mano de la Universidad de Alcalá. «Surgió la oportunidad de impartir Literatura Dramática y me fui para allá», rememora. Durante su estadía en Asia, se abrió un concurso de la Universidad de Corea que acabó ganando. «Buscaban un profesor extranjero, me presenté al concurso y acabé ganando. Estuve un año en Seúl como profesora numeraria pero tuve el honor de que recibí dos premios a la excelencia docente», rememora. Pese al flechazo asiático, la dramaturga optó por regresar a Europa: «Mi idea era haberme quedado y la verdad es que echo de menos Asia. Pero mis padres se hicieron mayores, la distancia era mucha y me planteé acercarme a los míos», agrega.
«Empecé siendo actriz. Completé mis estudios en la RESAD y tuve papeles protagonistas pero, hacia 1998, comencé a darme cuenta de que interpretar ya no me emocionaba y cambié la actuación por la escritura», introduce la escena. El coup de théâtre, inesperado para el espectador no para la directora de escena, llegó tras «un pequeño papel» en el filme Una pareja perfecta (Francesc Betriu, 1998) y «después de girar por todo el país con la obra Corazón de cine». «Hablé con Azcona, compartí mis tribulaciones y dejé de actuar para centrarme en la dramaturgia, que es donde mejor me expreso», continúa. Tras esta decisión, siguió formándose (doctora en Filología Hispánica), compaginando la dramaturgia («escribir es una pulsión dialogada en el soliloquio») y la docencia. «Además de en España», informa, «se me ha representado y publicado en Grecia (Mañana en el museo). Otras obras se estudian en universidades extranjeras, como Carlaño, traducida al inglés. He escrito una treintena de textos dramáticos, incluidas ocho obras de teatro».
En Japón dio forma a La mujer Sakura, tributo a un país que admira: «Me encantan los japoneses porque son metódicos. Y además tienen mucho teatro: noh, kabuki, etc. Es un teatro contenido y ceremonial cuya duración puede alcanzar las cinco horas. Los nipones disfrutan del espectáculo mientras degustan, en absoluto silencio, su bento (popularísimas cajas de comida para llevar)», agrega.
La logroñesa, al tiempo, que ultima dos obras «para el público general», está enzarzada «en varios textos de base para teatro juvenil». Esta actividad frenética no le impidió publicar, el pasado mes de diciembre, Cornelia Duarte y la cáscara prodigiosa pieza teatral ilustrada que aúna magia y aventuras. Todo desde Villamediana, localidad donde encuentra la «tranquilidad» necesaria para responder a sus numerosos compromisos.
Cornelia se escapa de su canon habitual en el que cultiva el drama, género que no deja de ser, en su opinión, «la sublimación del arte».