En un mundo en el que la inmediatez parece ser primordial y la producción en masa no deja de crecer, los negocios artesanales se convierten en un refugio y un lugar donde pararse a apreciar los procesos más lentos y disfrutar del arte de crear con esfuerzo algo único y diferente. Aunque no siempre resulta fácil empezar o sacar adelante este estilo de negocios, en La Rioja, este sector continúa latiendo gracias a personas que apuestan por mantener vivos los oficios de siempre con el fin de ponerlos en valor y reivindicar la importancia de sus labores.
En la comunidad riojana se han registrado hasta octubre de este año un total de 278 carnés artesanales repartidos entre empresas artesanas —físicas y jurídicas— y artesanos individuales. Además, de estas 278 documentaciones, 155 corresponden a la artesanía agroalimentaria o bienes de consumo, 121 pertenecen a la artística y 2 a la de servicios.
Y aunque es una realidad que estos oficios enfrentan tiempos difíciles, las cifras ofrecen un panorama alentador ya que si se comparan los datos de los últimos cinco años, se percibe una cierta estabilidad a pesar de los altibajos. En 2023 se contabilizaron 287 carnés, en 2022 fueron 289, mientras que en 2021 y 2020 se registraron 282 y 276, respectivamente. Aunque las cifras han disminuido ligeramente respecto a años anteriores, las variaciones son pequeñas y reflejan que el sector artesanal se mantiene firme frente a los desafíos.
En cuanto a la concesión de estos carnés y el registro de oficios, se reconoce como actividad artesanal toda aquella que implique la creación, producción, restauración o reparación de bienes de valor artístico o popular, así como la prestación de servicios siempre que estas actividades se realicen mediante procesos se desarrollen mayoritariamente de manera manual y el resultado final único, alejado de la producción industrial.
Más allá de los números, los artesanos no solo preservan técnicas ancestrales, sino que también reivindican la importancia de las cosas hechas a mano demostrando que lo auténtico y la calidad requieren de tiempo, esfuerzo y paciencia. Por este motivo, las personas que son conscientes de estas tres características, son las que están dispuestas a pagar un poco más.
Aunque cada vez es más complicado que alguien se lance a la aventura y abrir un negocio dedicado a la artesanía, siempre hay quienes están dispuestos a apostar por estos oficios en la ciudad con ilusión y valentía. Este es el caso reciente de Tamara Mendaza, quien el pasado jueves inauguró en la capital riojana una alfarería urbana bajo el nombre de Lalumbre 17 y situada en la calle Somosierra, 17.
cambios. Aunque muchos de estos oficios se desarrollaron en un entorno en el que el mundo digital no estaba presente, los artesanos y artesanas han tenido que descubrir cómo adaptarse, para poder competir en una realidad marcada por las grandes superficies.
Internet y las redes sociales, a pesar de estar asociadas con la inmediatez y el consumo rápido, se han convertido en herramientas valiosas que, utilizadas de una manera correcta, pueden llegar a impulsar y dar visibilidad a los distintos negocios artesanales. En este sentido, las ventas online representan una oportunidad para crecer, al eliminar la necesidad de desplazarse hasta la tienda física, facilitando y agilizando la compra. Sin embargo, contar con una página web no garantiza automáticamente las ventas, aunque sí que sirve como escaparate para dar a conocer los productos y alcanzar un público más amplio.
Aun así, mantener un negocio no es tarea fácil. La competencia con las grandes cadenas puede llegar a resultar bastante complicado, ya que debido a su producción en masa, pueden ofrecer productos más económicos y concentrar una amplia variedad en un mismo espacio, simplificando el proceso de compra para el consumidor. Por ello, algunos artesanos de Logroño están de acuerdo en señalar que necesitan un mayor apoyo y visibilización por parte de las instituciones. De forma que se le dé más importancia y más reconocimiento a los productos hechos a mano ya que siguen siendo la prueba tangible de que lo hecho con amor perdura en el tiempo.
Tamara Mendaza ? Lalumbre 17 (Cerámica)
«Esto se hace con el corazón, más que por la rentabilidad»
Tamara Mendaza dio un valiente paso al inaugurar su alfarería urbana, Lalumbre 17, la semana pasada en Logroño. A pesar de las posibles dificultades que pudiera encontrar en el camino, decidió seguir a su corazón y embarcarse en esta nueva aventura. «Se trata de un proceso duro en el que tienes que confiar en tí misma y atreverse a buscar tu propio espacio y crearlo de cero», expresa con entusiasmo y satisfacción.
El vínculo de Mendaza con el arte ha sido constante a lo largo de su vida. Durante sus estudios, tuvo la oportunidad de trabajar con la cerámica y posteriormente formarse «en el oficio tradicional del alfarero y ceramista» con Toño Naharro en su taller en Navarrete. Fue esta experiencia la que cimentó su amor por este arte milenario y la llevó a plantearse la creación de un proyecto propio por lo que este surge de sentirse «muy cómoda en este medio» y está convencida de la importancia de que cada persona debe buscar aquello que realmente le apasiona y le hace sentir plena.
Para Mendaza, la alfarería es más que un negocio; es una forma de vida que nace desde lo más profundo del alma por lo que destaca que «este tipo de negocios se hacen con el corazón, más que pensando en tener una rentabilidad». Aunque reconoce que no es nada fácil ponerse en marcha, sacarlo adelante y mantenerlo, también está convencida de que entre los artesanos y artesanas que comparten su misma pasión existe el pensamiento de que «el arte puede cambiar y transformar las cosas».
Sin embargo, su aventura no ha estado exenta de retos. A pesar de que, en general, y «no puede quejarse», Mendaza señala que a menudo los emprendedores artesanales se han tenido que enfrentar a normativas «excesivamente duras» para oficios tradicionales como el suyo, por lo que considera que deberían poner más facilidades. No obstante, estas dificultades las compensa el hecho de que «al final también hay una parte de ti misma en cada pieza».
Además, uno de los mayores desafíos personales ha sido encontrar el equilibrio entre ser empresaria y ser artista. «Para poder crear, la cabeza necesita estar despejada, pero al mismo tiempo hay que pagar las facturas, y el estrés no ayuda», confiesa.
A pesar de estos obstáculos, Mendaza tiene claro su propósito: convertir Lalumbre 17 en un espacio que «evolucione con el barrio» y lograr que «la gente disfrute de las cosas que van despacito y de las cosas que se hacen a mano». Por lo que aspira a que se convierta en un punto de encuentro donde no solamente se trabaje con cerámica, sino que también se fomente las conversaciones y la creación de una comunidad. Un lugar donde las personas puedan reunirse cara a cara, compartir experiencias y poder vivir y disfrutar el momento con consciencia.
Jorge Martínez ? Desván Artesano (Lana y cuero)
«La artesanía se está empezando a valorar un poquito más»
El Desván Artesano es un ejemplo de cómo el amor por la artesanía y el esfuerzo lograron dar forma a un proyecto único donde Jorge Martínez junto a su hermana Verónica pretenden acercar su pasión por las labores y manualidades. Además de la venta de lanas,están especializados en el cuero y cuentan con un taller.
Aunque reconocen que el comercio online no es la mejor forma de transmitir el alma de la artesanía, su página web y redes sociales sirven como escaparate para quienes no pueden visitar la tienda en persona. Sin embargo, Martínez asegura que la mayoría de las ventas se producen en la propia tienda física y no tanto por Internet.
No obstante, también considera que la artesanía está resurgiendo porque «las producciones propias se están empezando a valorar un poquito más», pero advierte que este tipo de negocios «tienden a desaparecer» al competir con superficies donde «prácticamente tienen de todo en un mismo sitio». Por ello, explica que apuestan por diferenciarse garantizando una calidad superior y un trato excepcional.
Para Martínez estos oficios «son necesarios», pero echa en falta un mayor apoyo por parte de las instituciones para poder mantenerlos: «Como autónomo y artesano con sello de La Rioja, creo que no nos promocionan ni nos facilitan las cosas como deberían». Por lo tanto, el desván Artesano es un espacio donde no únicamente se enseña el proceso de trabajar con cuero a través de talleres, sino que el amor por el trabajo manual termina convirtiéndose en piezas únicas, hechas con esfuerzo y dedicación.
María de los Ángeles ? Artemarian (Manualidades)
«Las ventas están flojas, y si no fuera por las clases no podría sobrevivir»
María de los Ángeles Torres es una artesana que ha encontrado su pasión en las manualidades y la restauración. En 2024 abrió su negocio donde combina la venta de sus productos con la enseñanza de talleres: desde la restauración de muebles hasta la decoración de objetos o manualidades.
Sin embargo, para Torres, el mercado está complicado porque hay quienes valoran la artesanía y pagan por ello, pero atraen más las opciones baratas. Por ello, asegura que «las ventas están flojas, y si no fuera por las clases no podría sobrevivir» y destaca la importancia de adaptarse a las necesidades de cada cliente a través de la personalización y decoración de los muebles en su negocio: «Si a ti te gusta un mueble en azul, y yo lo tengo en verde, lo hago como se prefiera».
Además, Torres reconoce que Internet es muy útil para darse a conocer, aunque no dispone de venta online al trabajar sola y por la «falta de infraestructura». Aún así, resalta una realidad inevitable: «La artesanía no puede competir en precio con grandes superficies o bazares». Y añade que para una artesana, el precio final pocas veces refleja las horas de trabajo dedicadas, y ahí está la dificultad: valorar el esfuerzo, la dedicación y los materiales invertidos sin perder de vista la posibilidad de venta.