El intestino, la nueva esperanza para el párkinson

David Hernando Rioja
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La investigadora postdoctoral de neurobiología molecular María Izco asegura que este órgano ha ganado «una gran fuerza» en las investigaciones que tratan sobre esta enfermedad

La investigadora María Izco, junto a sus compañeras en el laboratorio - Foto: Óscar Solorzano

El Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) está trabajando para conseguir dar una solución a las personas que padecen párkinson, una enfermedad que afecta a unas 1.200 personas en la región, y que se estima que tiene una prevalencia del 2% en la población mayor de 65 años.

«Se prevé que esta prevalencia o incidencia se duplique, incluso se triplique en las ultimas décadas debido a que hay un aumento en la esperanza de vida», indica la investigadora postdoctoral del grupo de neurobiología molecular del CIBIR, María Izco Gaviria.

Izco es una de las investigadoras del laboratorio de neurobiología molecular del CIBIR. Realizó una stancia formativa en Italia, concretamente en BIO@SNS Laboratory at Scuola Normale Superiore, Pisa (Italy), el pasado mes de junio, para evaluar el efecto de un nuevo sistema de terapia génica desarrollado en el laboratorio del CIBIR, basado en el uso de vesículas extracelulares modificadas cargadas con shRNA-minicírculos. El objetivo fue aprender y perfeccionar técnicas histológicas con muestras de intestino de modelos animales de enfermedad de párkinson.

Esta investigadora destaca que el intestino ha ganado «una gran fuerza» en las investigaciones de la enfermedad de párkinson. «Esto se debe a que cada vez hay más estudios que apoyan la hipótesis actual de que un porcentaje elevado de pacientes de párkinson podrían iniciar la enfermedad en el intestino y progresar hasta el cerebro», asegura.

Esta situación, indica, ha provocado un cambio en el enfoque de la enfermedad, ya que «a día de hoy hay un gran interés en conocer que es lo que está ocurriendo a nivel del intestino, cuales son los mecanismos que dicen que la enfermedad se inicie en el intestino y como progresa hasta el cerebro». Afirma que los modelos animales son muy importantes porque «nos ayudan mucho a entender lo que esta pasando en estos estadíos iniciales de la enfermedad, que es cuando el enfermo no muestra síntomas. Por lo tanto, no puede haber un diagnóstico temprano pero si hay señales de la enfermedad».

Aun así, Izco informa que la investigación sigue en progreso. «Todavía no hay ningún marcador que pueda identificar el diagnostico de la enfermedad, eso es en lo que se está investigando actualmente», explica. «La idea es intentar encontrar marcadores de la enfermedad que permitan hacer un diagnóstico temprano», añade.