Viaje al pasado en Igea

David Hernando Rioja
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El Centro de Interpretación Paleontológica ubicado en Igea ha descubierto varias especies de dinosaurios que vivieron en esta zona de La Rioja, «que fue un gran mega lago que servía como zona de paso para estos animales

Adrián Páramo y Alba Marco Horno trabajan con restos procedentes de los yacimientos de Igea. - Foto: Óscar Solorzano

Coger una máquina del tiempo y viajar 120 o 125 millones de años atrás para ver como era la Tierra en la época de los dinosaurios. ¿Quién no lo ha pensado alguna vez? En el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja han estudiado esto y no han necesitado una máquina del tiempo, pero si de muchos años y numerosos descubrimientos fósiles.

El paleontólogo Adrián Páramo explica que la zona que ocupa ahora mismo La Rioja era «un gran mega lago aunque no se le llega a considerar un mar interno por sus condiciones». «Por las ignitas se ve que esta zona no debía ser un lugar de concentración donde anidar o comer, sino que eran más bien zonas de paso», indica.

El grupo Garra, perteneciente a este centro, ha excavado, extraído, estudiado y analizado los restos fósiles y minerales que se han ido encontrando en esta zona. Páramo cuenta que este grupo nació oficialmente en el año 2018 pero en 2005 fue cuando mutó el germen con el descubrimiento de una pata de un dinosaurio que posteriormente se ha denominado como Riojavenatrix lacustris.

Aunque apunta que el origen real tuvo lugar cuando un profesor del pueblo, Ángel Gracia, que siempre tuvo pasión por los fósiles, colaboraba con la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Esta tenía el rol principal de las excavaciones pero cuando lo dejaron, Pachi Sáez-Benito tomó el testigo junto con gente conocida suya, entre ellos investigadores de la Universidad Pública del País Vasco.

Poco a poco han ido creciendo. En 2018 surgió la idea de que un estudiante de doctorado estudiara los restos del terópodo que encontraron ese mismo año. También buscaron unos recursos para que el laboratorio de preparación este activo porque «en ese momento se estaban encontrando muchos restos de terópodo y de dinosaurio en general, por lo que necesitan ser preparados para poder ser estudiados», señala.

El centro aprovechó para solicitar una serie de subvenciones y contratos para este laboratorio. «En 2020, durante la pandemia de la Covid-19, es cuando justo entramos como trabajadores Alba y yo», recuerda Páramo.

Descubrimientos. Este grupo Garra ha realizado varios descubrimientos hasta la fecha. El primero fue el hallazgo de un Hypsilophodon, un herbívoro de pequeño tamaño que viene de los años 80, en la época del profesor Ángel Gracia. «Es un bípedo corredor que podría tener el tamaño de una gacela», detalla el paleontólogo. 

Otro descubrimiento fue Virgen del Villar 1 o Riojavenatrix lacustris, un dinosaurio muy parecido en la forma al Baryonyx. «Es un dinosaurio terópodo con unas garras y brazos bastantes largos especializados para la pesca y un morro largo y fino con dientes que de vista lateral se parecería al de los cocodrilos», apunta.

También han encontrado restos de otro dinosaurio que han llamado Virgen del villar 2. «Tendría una forma muy similar al Riojavenatrix lacustri. Tendría una pequeña protuberancia o joroba continua a lo largo de la espalda, además de unas potentes garras para pescar», detalla este paleontólogo.

La restauradora de arte, Alba Marco Horno, añade que este grupo ha descubierto otro dinosaurio que recibe el nombre Garras. Informa que la previsión es que se parezca al Riojavenatrix lacustris y tendría unas espinas altas en la zona de la columna vertebral.

Indica que el último yacimiento en el que han excavado se ha dado por cerrado. «El año pasado se cerró pero quedaron algunos restos en la superficie, por lo que este año se amplió más con el fin de seguir excavando pero no se han logrado grandes avances», lamenta.

Páramo explica que el siguiente paso después de haber cerrado el yacimiento y encontrado los diferentes fósiles y huesos, sería «eliminar lo que queda de matriz y preparar los restos con vistas a igual, en el futuro, que se puedan exhibir en la exposición que hay en el segundo piso del centro».

Destaca que en un año se han terminado bastantes elementos de la pata, por lo que «igual en dos años puede estar saliendo el Virgen del Villar 2». «El Virgen del Villar 1 y 2 estaba en un tipo de roca poco arenisca de lago profundo pero Garras estaba preservado en una caliza que era muy dura y se ha tardado mucho más tiempo en sacar», revela este trabajador.

Marco también recuerda que todavía existen dos yacimientos que «no se han dado por cerrados». El primero es el Atenea, «donde se excavó en el 2021 pero no se volvió a trabajar ahí porque se empezó donde encontraron restos del Virgen del Villar 2»; y el segundo está en Montequemado, «que es donde apareció el Hypsilophodon».

Cuenta que Pachi Sáez-Benito tiene localizados otros restos pero «no se saben las dimensiones que tendrán». «Están pendientes de solicitar permisos para prospectar y ver si es potencial. Puede que haya más dinosaurios herbívoros que podrían ser de gran tamaño», apunta Páramo.

Repercusión. Todos estos procesos y descubrimientos que han tenido lugar en Igea han generado mucha repercusión. La restauradora de arte subraya que se han escrito bastantes publicaciones a nivel local, nacional e internacional.

Incluso una productora que tiene su sede en Londres se ha interesado por este proyecto. «Estos días durante la excavación vinieron unas personas de una productora que están haciendo documentales para el canal de televisión National Geographic», cuenta.

«La repercusión está siendo importante, sobre todo desde este último año. Esto motiva a trabajar más a los trabajadores de este proyecto», asegura.