«Pacientes» obligados

Mónica Burgos
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La avalancha de pacientes en urgencias genera largas horas de espera que, en algunos casos, conllevan la agravación de las infecciones e incrementan el riesgo de mortalidad.

Personas esperan a ser atendidas en las urgencias del centro sanitario CARPA. - Foto: Óscar Solorzano

Durante la mañana la entrada principal de Urgencias del Hospital San Pedro se mantiene abarrotada. Cuesta ver un solo sitio libre y, a pesar de ya no ser una medida obligatoria, la gran mayoría lleva puesta la mascarilla.

El incesante sonido de nuevas consultas y llamadas a clasificación confirman que la afluencia de pacientes al servicio de urgencias no cesa. Así lo confirman también trabajadores de La Rioja Cuida, afirmando que, aunque ya no se ven camillas agolpadas en la entrada de esta parte del Hospital «los pacientes que están dentro son los de anoche» y que el servicio «sigue colapsado». Una situación en la que, cuentan, llevan dos semanas «terroríficas».

La saturación tanto en urgencias como en planta impide la liberación de camas y, por tanto, que el servicio de ambulancias pueda funcionar con normalidad. «Hasta que liberan la camilla nosotros no podemos atender más servicios y se nos acumulan las urgencias», cuenta otro trabajador, «el otro día hubo un accidente de tráfico y como estaba todo ocupado tardamos 40 minutos en ir».

Pero la espera no acaba al llegar al hospital, y es que el tiempo hasta que el paciente recibe atención médica puede llegar a prolongarse largas horas, «hay gente esperando desde hace más de cinco horas en la camilla, un paciente, por ejemplo, estuvo esperando desde la 1 de la tarde de ayer hasta las 6 de la mañana».

Una historia muy parecida a la que cuenta una familiar que lleva en urgencias desde la tarde de ayer acompañando a sus padres. «Estuvimos esperando cinco horas en casa a la ambulancia, llegamos aquí sobre las 19:30 horas y hasta las 3 de la mañana  no han hospitalizado a mi madre». Su madre era asmática, lo que le ha dejado como secuela la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una afección pulmonar que reduce el flujo de aire y causa problemas respiratorios. Su hija cuenta que, a pesar de llevar varios años sin sufrir episodios de crisis, ayer le volvió a ocurrir. «Fue horrible, y ayer también empezó mi padre a encontrarse, mal». Su padre, cuenta, sigue en el box esperando a ser atendido «lleva desde las 6:40 horas y todavía no me han llamado, no sé cómo está».

Otra familiar también espera junto a su marido, a su lado, recostado sobre el asiento en el que espera a ser atendido, «llevamos desde las 8 de la mañana, creemos que tiene un cólico en el riñón y no le han dado ni un calmante para el dolor», expresa, añadiendo inmediatamente después con resignación, «al final están consiguiendo lo que quieren, que nos vayamos a la privada».

AUMENTO DEL RIESGO. «Lo que antes eran dos días malos ahora son todos, lo raro es tener un día bueno» expresa otro trabajador.

Una situación que, prevén, se prolongará hasta febrero y, con ella, su repercusión en la asistencia del paciente «cuanto más tarde llegue el paciente, menos probabilidad de poder atender la situación con éxito, y aumenta el riesgo mortal en los casos más graves».