El 25 de noviembre de 2011, el último viernes del mes, 250 establecimientos comerciales de Logroño arrancaban en La Rioja una iniciativa comercial, importada de Estados Unidos, que se iba a extender poco después por las cuatro esquinas del país y a diversas y variadas actividades, convirtiendo al Black Friday en una cita comercial ineludible. Celebrado en Estados Unidos un día después de uno de los días más importantes del año para los norteamericanos, Acción de Gracias, en España se ha establecido como el gran prólogo comercial de las Navidades y contará en Logroño con la participación de la gran mayoría de los establecimientos, bien voluntariamente o bien porque se «ven obligados a ello», en un escenario en el que el comercio minorista sufre un declive que no parece tener final.
Florencio Nicolás, director general de la Cámara de Comercio, argumenta que el Black Friday se ha consolidado como un hito del «consumo, ofertas y promociones», que fuerza a muchos profesionales a sumarse «a veces porque no les queda más remedio».
Señala que el tipo de descuentos que ya se ofrece alcanza, por lo general, el 20%, aunque «hay más variedad que otros años». No obstante, apunta que hay otros comerciantes que son partidarios de fidelizar al cliente local a través de ajustar los precios a lo largo de todo el año y el margen del que ahora disponen es más ajustado. Argumenta que han primado contar con ventas uniformes durante toda la campaña, «no tener grandes saltos», y escapar de los descuentos más agresivos que realizan las grandes cadenas de distribución.
«Intentamos evitar esas descompensaciones porque no vamos a vender a un cliente habitual a un precio que mañana le vamos a subir;hacemos descuentos, pero no tan elevados», apunta Nicolás, que informa de que este año hay en el almacén un importante volumen de prendas de invierno habida cuenta de las benignas temperaturas que han caracterizado la temporada.
Señala que gran parte de los establecimientos confían en que el Black Friday sirva como «revulsivo» de cara a la Navidad , unas perspectivas que mantienen, de manera más certera, la jugueterías. Nicolás apunta que, en particular, el pequeño comercio de moda -en general- ha extendido el Black Friday a varios días, generalmente a una semana, con el fin de dar más posibilidades a sus clientes.
Buenas perspectivas. El director de la Cámara señala que las perspectivas son buenas y reitera la participación «forzada» de algunos comerciantes en una campaña que transcurre con escaso dinamismo. «Las cosas están flojas», reconoce Nicolás, que recuerda que en sus inicios el Black Friday supuso una auténtica revolución comercial que generó una excepcional cifra de ventas. «Era la novedad», apunta, al tiempo que recuerda que «le vino muy bien» al pequeño comercio, que se ha encontrados después con la competencia de las grandes enseñas, que se han sumado también a esta iniciativa comercial, además de la feroz rivalidad del comercio online.
«Se ha convertido en un hito que anticipa las ventas de Navidad ,y ya no hay quien lo quite porque está implantada y el consumidor también lo espera», razona el responsable de la Cámara, que resume que las previsiones son buenas, pero con márgenes inferiores a ediciones pasadas. La entidad, que fue en su día, junto al Ayuntamiento de ello, la principal impulsora del Black Friday, se ha hecho a un lado, aunque sigue colaborando con los establecimientos si desean contar con cartel, pero no realiza ninguna campaña específica.
De acuerdo a los últimos datos, correspondientes a 2022, en La Rioja había 2.405 negocios, 737 menos que un año antes, y 1.637 menos que en 2020.