Cyle Larin apareció la pasada jornada con un doblete ante el Girona y ha decidido no bajarse de la cima del gol. Después de un inicio de curso dubitativo, el atacante del Mallorca ha explotado y este sábado fue decisivo ante el Getafe, derrotado 0-1 con un tanto del jugador canadiense con el que su equipo se asentó en los puestos europeos.
Larin, con muy poco, hizo mucho. Tuvo dos momentos de inspiración consecutivos que acabaron con el equipo de Bordalás y que desnivelaron la balanza. En la segunda parte, con el choque igualado, provocó un penalti gracias a su insistencia y después lo transformó para mantener la ilusión europea del Mallorca, inmerso en unos números espectaculares gracias al gran trabajo de su entrenador, Jagoba Arrasate.
El Mallorca se instala en Europa - Foto: Juanjo Martín (EFE)
Pero antes, la realidad es que el gran momento del Mallorca se enfrentó a un reto de dimensiones mayúsculas en el Coliseum, uno de los estadios más incómodos del torneo. Solo el Girona había conseguido ganar antes en el estadio del conjunto azulón, un escenario que nunca gusta visitar.
El Mallorca se instala en Europa - Foto: Juanjo Martín (EFE)Pero el Mallorca no se arrugó. Pese a tener una baja importante como la de Muriqi, por lo menos contó con el regreso de Raíllo para apuntalar un centro de la defensa muy sólida y rocosa ante un delantero como Bertug muy potente físicamente. El turco, salvó por su buen inicio, acabó desesperado sustituido por Bordalás pasada la media hora de la primera parte.
Y es que, los hombres de Jagoba Arrasate es un calco de aquel Getafe en el que Bordalás, hace ya varias temporadas, firmó una quinta plaza histórica. Arrasate ha armado un grupo compacto, con buen criterio en las segundas jugadas, casi impenetrable y muy trabajado en todas sus líneas.
Aun así, el Getafe, durante el primer cuarto de hora, se pudo llevar un buen premio gracias a su inspirada salida al terreno de juego. Bertug fue el principal agitador y entre el minuto cinco y el seis, tuvo dos ocasiones clarísimas con un zurdazo ante Greif que salvó el portero del Mallorca y con un cabezazo a bocajarro en el que también apareció el eslovaco.
Al equipo de Bordalás le afectó el mal con el que convive desesperado desde que comenzó el curso: la falta de gol. No hay acierto arriba y el Getafe paga muy caro ese déficit con una posición muy cercana a los puestos de descenso con la que lidiar casi cada jornada.
El Mallorca, mientras, esperó con tranquilidad su momento y cuando el ímpetu del Getafe se apagó, tomó las riendas del choque. Las sensaciones cambiaron pasados los veinte minutos y también en dos acciones consecutivas pudo adelantarse en el marcador. La primera la protagonizó Sergi Farder, que desaprovechó un pase filtrado por Maffeo para mandar a las nubes una volea ante Soria.
Y la segunda fue para Asano, el sustituto de Muriqi que no supo aprovechar un mano a mano frente al portero del Getafe, que sacó su guante a pasear para salvar a su equipo. Eso sí, ayudó un último empujoncito de Alderete que desestabilizó al atacante japonés.
Bordalás, alarmado, sacó del terreno de juego a Bertug, que tenía una tarjeta amarilla. Apareció Peter Federico para dar más profundidad al Getafe. No la logró. Y después, en el descanso, quitó a Djené, el otro jugador con amarilla.
Salió Berrocal al campo y ese cambio fue clave. El central jerezano, cuando apenas sumaba ocho minutos sobre el terreno de juego, cometió un penalti infantil tras derribar a Larin en un forcejeo. El delantero canadiense no falló desde los once metros y complicó al Getafe, muy tocado con el tanto del Mallorca pero todavía con tiempo para dar la vuelta a la situación.
Abusó del juego directo, muchos balonazos hacia arriba que provocaron algunas opciones para por lo menos empatar. De nuevo, su tremendo déficit arriba, fue una losa, porque ni Juan Iglesias, Carles Pérezs, Uche y Arambarri, dieron en la diana. El Mallorca, mientras, soportó ese asedio desafortunado y el pitido final llegó con un regalo navideño de valor incalculable: tres puntos, una quinta plaza momentánea y muy buenas sensaciones de cara al parón. En el Getafe, el miedo se ha instalado. El descenso, acecha.