La Cocina Económica cuenta en estos momentos con 160 voluntarios entre todos sus programas, aunque el comedor social es el que más tiene. La mayor parte son jubilados y personas entre 45 y 50 años porque tienen mas estabilidad y pueden dedicar un tiempo más concreto, aunque también hay gente joven pero son mas estacionales.
Dos de estas voluntarias son Mabel Bertelli y Ana Jiménez. La primera es una jubilada que trabajó como jefa de cocina en un hotel durante 12 años, y la segunda es una estudiante que tiene la carrera de biomedicina y que ahora está estudiando un máster online.
Bertelli asegura estar «muy contenta» con su voluntariado. «El personal de cocina y las voluntarias somos muy solidarias, ya que nos gusta ayudar mucho en todo momento. Además hay buen ambiente», remarca.
El motor que les ha movido a cada una para estar aquí es distinto aunque la finalidad sea la misma. Jiménez cuenta que en su casa siempre se solía apoyar el voluntariado, por lo que «quería ir a algún sitio donde se hiciera de manera más directa». Por su parte, Bertelli afirma no tener nada que hacer, así que «si puedo ayudar lo hago encantada».
Aparte, indica que trata a los usuarios que acuden al comedor con «respeto y educación, que es lo que merecen». En este punto, Jiménez señala que interactúa con ellos y les suele preguntar tal les ha ido su día.