Harina de otro costal

Bruno Calleja Escalona
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El Ebro siempre fue fuente de energía para el progreso de Logroño. El salto de agua que movía las piedras del molino harinero de Sarasa acciona hoy turbinas para producir electricidad

Un hombre contempla el antiguo molino Sarasa desde el Puente de Piedra. La actual central hidroeléctrica aprovecha el mismo salto de agua. - Foto: Archivo Histórico Provincial de La Rioja

El molino de Sarasa, ubicado cerca del puente de piedra, es uno de los elementos de la arquitectura industrial más destacados de esta zona. Con el paso del tiempo, el viejo edificio harinero se reconvirtió en una central hidroeléctrica.

Los molinos son casi tan antiguos como la civilización humana. Los más antiguos fueron de viento y se ubican en oriente próximo. Los hidráulicos fueron usados desde la antigüedad, contando con elementos como las norias, que permitieron usar la fuerza de los ríos. En Logroño, la presencia de molinos en el río Ebro está documentada desde antiguo. La propia toponimia del  término Las Norias lleva a deducir la existencia de este tipo de mecanismos en ese lugar, hoy un entorno dedicado al ocio y a la actividad deportiva y festiva. En el siglo XVI, hay noticia de varios molinos en el río Ebro, en el entorno de la iglesia de Santiago y el convento de San Francisco, además del de Santa Juliana y otros, aguas abajo. Algunos contaban con dos piedras y en la mayoría, se molía harina, aunque en este siglo también se documentan trujales de aceite. En ocasiones, las denominaciones de los molinos se las daban sus propietarios o sus arrendadores, aunque también se mencionan por su término.

Es el caso del molino de 'Los quemados', en la margen izquierda del Ebro, que recibía este nombre porque se ubicaba cerca del lugar donde la Inquisición realizaba sus ejecuciones. A principios del siglo XX, al molino ya se le conocía con el nombre de Sarasa, por el apellido de la familia que en esos momentos seguía moliendo trigo y harina. En 1895, el molinero Sarasa publicaba un anuncio en la prensa local, en el que se menciona la existencia del molino. Sin embargo, ya en estos momentos, los molinos harineros iban cayendo en desuso, y muchos de ellos dejaron atrás las piedras de la molienda de harina para convertirse en centrales eléctricas. Es el caso del molino de Sarasa, que en 1915 presentó un proyecto para transformarse en una fábrica de luz eléctrica, aprovechando el salto del Ebro. La apertura de la carretera a Mendavia hizo de esta zona un lugar de paso. Sin embargo, las crecidas del río anegaron con facilidad muchas veces el molino.  En la actualidad, el viejo edificio harinero es una central de producción de energía hidroeléctrica totalmente automatizada.