La Rioja podría perder en poco tiempo uno de sus árboles más históricos, el olmo de la plaza de El Rasillo. Este árbol, de más de 400 años y cuyo tronco tiene un diámetro 1,65 metros y un perímetro 5,20 metros, está afectado por un organismo patógeno que es letal.

El jefe de Servicio de Gestión forestal, Jesús Laría, detalla que este organismo es un hongo que se introduce dentro del sistema bascular de los olmos, en concreto, a través de un insecto, el escolítido. «Este animal realiza su ciclo vital en un tejido que se ubica entre la corteza y la madera, donde se produce la división celular. Ahí se alimenta y pone sus huevos», indica.

El problema, señala, es que el organismo, cuando entra ahí, perfora la corteza del olmo y en sus pliegues puede llevar esporas del hongo. Ese hongo es el que luego se desarrolla y puede ser letal para los olmos generando la enfermedad de la grafiosis.

Laría detectó en el 2022 que el olmo padecía esta enfermedad. «El primer indicio que vi fue una rama que empezó a amarillear y ya no me gustó. A los dos días, volví y había que cortar la rama para ver que pasaba debajo de la corteza del propio olmo», recuerda.

Explica que los técnicos hicieron los tratamientos prescritos para este problema y resistió ese año, «lo que fue un logro increíble porque es letal, sobre todo cuando ataca a árboles viejos, en la estación de la primavera y cuando hace mucho calor, y en el año 2022 se dieron todas estas circunstancias».

Esta enfermedad volvió a manifestarse en 2023, por lo que «lo volvimos a tratar pero le vimos peor aspecto». «Este año ha brotado muy bien pero le está atacando de nuevo. Aun así,  mi impresión es que este año aguanta a duras penas pero sobrevive», resalta.

Este técnico guarda una pequeña esperanza porque «le hicimos unos injertos en un tejido de la raíz, por lo que igual esas ramita no mueren pero el árbol no va a ser igual tal y como se le conoce», reconoce. «Los expertos que más han estudiado la grafiosis nos dijeron que no conocían ningún olmo que hubiera superado esta enfermedad en estas circunstancias. Ya la ha superado tres años pero el final será tarde o temprano», avisa. 

«Hemos hecho todos los tratamientos posibles pero ya lo tiene dentro y es más complicado», asegura. Este olmo, subraya, es un luchador y superviviente, por eso «ha aguantado tantos años».

Procedimiento. Una vez que el olmo pase a mejor vida debido a esta enfermedad, hay dudas sobre el procedimiento que se debe seguir. «Es una decisión que se tendrá que tomar entre el Ayuntamiento del Rasillo y los que trabajamos en este campo dentro del Gobierno regional. Es un árbol catalogado como singular y le hacemos los cuidados que podemos», apunta el jefe de servicio.

Recuerda que hace 20 años consiguieron sacar una ramilla injertada del mismo olmo para lograr unos clones. Estos árboles están plantados en dos sitios, uno detrás de la iglesia y otro en la plaza.

«El primer año atacó a uno y a otro no. El segundo año, el que había sido atacado, no manifestó ningún síntoma y este año tampoco», destaca. Aun así, reconoce que la genética del olmo va a quedar presente pero «no es igual que la imagen de un olmo varias veces centenario, el único que queda en una plaza de España y casi seguro de Europa porque esta enfermedad ha ido matando todos de manera paulatina», lamenta.

Laría cuenta que en los años 80 se hizo un programa a nivel nacional para conseguir una mejora del olmo. «Ya ha dado sus frutos porque el Gobierno de España tiene un huerto en el que crearon olmos que están repartiendo a todas las comunidades autónomas», indica.

Algunos de estos árboles resistentes a la grafiosis se han plantado en diferentes zonas de la región, como el valle del Iregua, en el Najerilla o en la misma vía verde que recorre El Rasillo. Estos nuevos olmos son de la especie común.