Desde pequeños nos inculcan que toda historia que se precia y merece ser contada, debe constar de tres fases: introducción, nudo y desenlace. La de Edu Cadarso en el Ciudad de Logroño tuvo a Jota González como autor del prólogo, con quien comenzó a entrenar en el 2014 habiéndose formado en la cantera del Calasancio. Los nudos los ha ido atando él mismo, con su debut con el equipo de la capital riojana un año después, en la 2015/16; su primer contrato profesional con el club en 2019 o las sucesivas lesiones que ha ido superando. Y el desenlace llega este sábado, cuando jugará su último partido oficial como jugador del BM Logroño La Rioja en el Palacio de los Deportes, a las 18h contra el Balonmano Sinfín. No el último de todos, dado que queda la última jornada de Asobal, ante Ademar León, y la Copa del Rey, en Jaén.
¿Da vértigo el partido de sábado contra Sinfín?
Bueno, es el Balonmano Sinfín pero casi que no voy a estar pendiente del rival que tendremos enfrente. Personalmente va a ser como he estado hablando con mi familia. Un poco triste por todo lo que dejo, emocionado por todo lo que he mejorado como jugador, más avanzado y, a la vez se te pasan por la cabeza muchos momentos que he pasado en el Palacio de los Deportes en muchas temporadas. He estado momentos buenos, momentos malos, pero es muy difícil hacer un balance. Me pongo a mirar fotos pasadas y uf, sigo en este club, en el mismo sitio. Así que sí, al final será un partido un poco emotivo.
¿En qué piensa?
Por una parte entra el orgullo de todo lo que he mejorado y lo que he crecido, todo lo que he ido superando. Es que ha habido de todo, momentos buenos pero también esos momentos tristes en los que he tenido que responder porque no estás jugando tanto como querías por las lesiones. Tratas de hacer balance y es orgullo por todo lo bueno que me ha pasado.Empiezas con algo como hobbie, que se supone que era para pasarlo bien con los amigos y mira, se va poniendo la cosa un poco más seria y cuando te quieres dar cuenta, se ha convertido en tu trabajo. Por suerte tengo el placer de dedicarme a lo que me gusta, pero como todos, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Las lesiones también le han acompañado en su carrera.
Lo divido como en dos partes. Primero el momento en el que pasa y los días cercanos porque son difíciles de asimilar. Me pasó en el hombro cuando yo era muy joven y estaba empezando a entrenar en la plantilla del primer equipo. Las lesiones nunca vienen cuando quieres, pero cuando me llegó la del hombro estaba en un momento en el que se esperaban a ver si vales o no vales, sobre los 17 o 18 años. En ese momento no lo valoras tanto ni lo piensas tanto como cuando ya realmente te estás dedicando a esto.También he tenido lesiones entre medias, en el hombro a veces también he notado molestias, esguinces... Siempre he dicho que el punto de inflexión fue mi lesión en la rodilla. Ahí empiezas a valorar que la carrera de balonmano tampoco es tan larga, que son diez años, 15 años, como mucho 20, en los que tienes que disfrutar de lo que hay. Obviamente en el momento en el que te pasa, esa semana es muy duro porque piensa, ¿por qué me ha pasado a mí? Si yo estaba previniendo todas estas cosas. Son cosas que me han hecho sobre todo mejorar, aprender y claro que cuando pienso en el futuro en Logroño recordaré buenos momentos, pero estos otros siempre los voy a recordar.
¿Se planteó una retirada?
No, pero piensas ¿por qué me pasa en este momento?. Yo me encontraba muy bien, quizás era mi mejor temporada, era una lesión muy jodida porque los cruzados son muy jodidos, pero son más conocidos. También me rompí el tendón rotuliano y no era una lesión como muy conocida en el deporte. Cuando me pasó, al tendón no le das tanta importancia porque no sabes lo que es en ese momento. Dos horas después te das cuenta de que tienes la pierna totalmente inmovilizada, que no sirve para nada y empiezas a darle vueltas a la cabeza sobre y luego siempre cómo volveré, si estaré a gusto, me costará mucho volver… Son muchos protocolos, pero retirarme en ese momento nunca lo pensé. A mí me gusta trabajar retos, siempre mirando hacia adelante.
¿Cómo eliminó los fantasmas de la cabeza?
Pues fue difícil. Me pilló en una época que era verano en la que no estás con el equipo, estás más a tu bola trabajando, en el gimnasio y poco a poco vas avanzando y haciendo más cosas. Pero claro, cuando llega agosto en el que vuelves al equipo y ves que ellos están entrenando y tú realmente estás en una progresión, pues tuve que apoyarme en mi familia, en mis hermanos y mi círculo cercano. Todo el mundo me recomendó cuando me lesioné acudir a un psicólogo deportivo. Les hice caso, pedí ayuda, me ayudó y todavía sigo trabajando con ella. Es verdad que me dijo que había jugadores que estaban peor cuando había lesiones. Yo siempre intento mirar hacia adelante, pero hay momentos en los que necesitas ayuda.
¿María Aguirre ha convertido en una parte fundamental de su carrera?
Por supuesto. Es uno de mis aciertos en Logroño de estos diez años. Una cosa negativa lo transforma y parece una cosa muy positiva. Me ayuda mucho a diario, en mi cotidianeidad, en atraer cosas, focalizarme en lo que realmente tengo que hacer, en hacer caso a ciertas cosas y no prestarle atención a tantas otras banales. En el momento de la lesión fue clave porque es que hay un tramo en el que parece que estás muy cerca, pero a la vez todavía te queda el sprint final, la vuelta a entrar en pista poco a poco…
¿Tiene ganas de su aventura en Francia o le asusta?
Primero de todo, muchas ganas. El hecho de salir de mi casa lo tomo como dar un paso adelante. Ahora bien, siempre piensas en cómo irá y en tener que empezar allá de nuevo. Es una aventura con un estilo de vida diferente, sin estar con mi hermano a diario, sin mi familia. Pero no me asusta porque realmente lo veo como un reto, un reto que afronto positivamente y al que le tengo muchísimas ganas. En los momentos malos que doy por seguro que también tendré allá, siempre pensaré si me habré equivocado o no, pero yo realmente voy con muchas ganas. Creo que era el momento definitivo de afrontar esta nueva aventura, este gran reto.
¿Cómo se gestó?
Si soy sincero, he de reconocer que tenía ganas de salir. Llevaba mucho tiempo en este equipo y yo siempre había querido una nueva aventura en las dos grandes ciudades de Europa, dos grandes ligas como son las de Alemania y Francia. Dije que antes de Alemania, era más de Francia porque es un país cercano a España,las costumbres son más parecidas a las nuestras y los mejores jugadores del mundo están ahí. Realmente cuando te salen ofertas de ese nivel vas a pensar en la parte profesional, que para mí es un salto muy diferente a lo que venía haciendo estos años. Pero es que tengo muchas ganas,los mejores jugadores están ahí siempre, y lo que queremos los jugadores es competir siempre contra los mejores para seguir creciendo. Costó un poco, sobre todo en el plano personal porque tengo aquí a tu familia, toda mi gente, mi vida, a mi novia, pero es que prima lo deportivo, la carrera del deportista es muy corta y son sueños que siempre había tenido. Son sueños que que siempre has tenido. El momento en el que me llegó me lo pensé pero no tuve muchas dudas.
¿Con quiénes lo consultó?
Hablé con mi representante, hablé también con Vanja Ilic, que también está jugando en el Chartres francés (equipo de destino del jugador riojano), me ayudó mucho también Lazar Kukic… Cuando ya estaba prácticamente cerrado hablé con Miguel Velasco. Ah, y claro, también con Jota González. Jota me ha ayudado mucho en los momentos en los que he pensado en salir y me ha aconsejado siempre. Solemos estar en contacto, siempre cerca. Siempre ha intentado buscar lo mejor de mí y pensar siempre lo mejor para mí y mi carrera.