El encuentro tiene lugar en La Chula. «Éste se entera de todo», afirma Miguel Martínez de Corta (Logroño, 1981) en referencia a Javi, responsable de este restaurante logroñés por el que paran futbolistas de la SDL, UDL y, por supuesto, del Calahorra, club que capitanea el meta riojano. Los futbolistas acostumbran a cuidarse y Miguel lo hace disfrutando unas sabrosas croquetas que riega con una cerveza. Es fijo en La Chula y, para hacer tiempo a la entrevista, ha tenido la oportunidad de charlar con Jaime Paredes, su homólogo en la Sociedad Deportiva Logroñés, también habitual de este céntrico fogón.

La que es su vigésimo cuarta temporada como futbolista profesional está siendo un tanto irregular. Solo ha jugado dos partidos aunque, curiosamente, el domingo pasado se puso bajo los palos ante el Barakaldo«que me sorprendió para bien». Los gualdinegros son rivales directos de la UDL por la segunda (o primera) plaza y los rojillos le han arañado dos puntos. «Me encontré bien pero reconozco que la inactividad se nota. Aún me duele todo», se ríe.

No quiere desvelar cuáles son sus planes a medio plazo aunque cuando se quite los guantes quiere seguir dedicándose al deporte rey, al que ha se ha encomendado toda su vida. Su carrera en Segunda B comenzó en Calahorra (2000-01), cedido por el Barça, y siempre ha dicho que «sería bonito cerrar el ciclo en La Planilla».

En su cuarto de siglo como guardameta (llegó en el 98 a La Masía), ha defendido los intereses, entre otros, de Huesca, Albacete, Ejea o Alavés pero se queda con el Barça «por lo que significa», el Zaragoza «porque fueron siete años de formación» y, por supuesto, «con los equipos de mi tierra como Calahorra y UDL». «Aunque cada club me ha dejado huella», informa.

Las experiencias negativas vinieron marcadas por las «lesiones». Las dos graves que ha padecido coincidieron «con mi mejor momento como profesional». No pudo disfrutar del ascenso a Segunda del Alavés ni tampoco del de la UDL«porque en la 2019-20 tenía contrato pero no ficha».

Ha crecido a la sombra de cancerberos como Lainez o César y compartió vestuarios con dos campeones del mundo como Pepe Reina y Víctor Valdés pero, si tiene que quedarse con uno, Keylor Navas, con el que coincidió en el Albacete (10-11, en Segunda), «es el mejor portero con el que he jugado».