Inclusión desde el primer ciclo

Mónica Burgos
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Atención temprana en La Rioja atiende a 130 niños con necesidades especiales cada curso.

Equipo de Atención Temprana en La Rioja. - Foto: Ingrid

El periodo de 0 a 6 años es, seguramente, el más importante y decisivo en el desarrollo del menor, ya que repercute directamente en su calidad de vida posterior. Es por ello que asegurar una atención suficiente a los menores en esas edades es crucial para construir una sociedad inclusiva y adaptada a todas las circunstancias personales.

De esta motivación surge la atención temprana, un servicio con el que hoy en día todas las comunidades cuentan, incluida La Rioja. Concretamente, en el servicio riojano atienden a los menores comprendidos entre 0 y 3 años con necesidades especiales o condiciones que dificultan su desarrollo con el objetivo de prepararlos y adaptarlos para prevenir, en lo máximo posible, los obstáculos que puedan surgir tras la escolarización, «que lleguen al colegio con 3 años con una valoración hace que el centro cuente con un informe  y estén organizados y preparados para cubrir las necesidades del niño» explica Mercedes Elvira, directora del equipo de Atención Temprana en La Rioja.

En la comunidad riojana este servicio atiende aproximadamente a 130 niños por curso académico de edades comprendidas entre los primeros meses de vida y los tres años. El equipo está formado por cinco profesionales y trabajan en colaboración con 72 centros educativos que escolarizan a menores de entre 0 y 3 años.

Inclusión. Actualmente, expresa Elvira, «se potencia mucho la inclusión, que todos los centros cuenten con formación». Algo que ha conllevado también que las metodologías educativas ya no sean como las de antes, «las dinámicas en las aulas de infantil han cambiado mucho, hay muchas cosas todavía por mejorar, pero la formación de las maestras y maestros infantiles en La Rioja cada vez es mayor»  asegura Elvira.

Metodologías y dinámicas que contribuyen a prevenir posibles situaciones de discriminación para estos alumnos con circunstancias especiales, y es que educar en la inclusión potencia que, desde pequeños y pequeñas, nos veamos como iguales «empezar con una dificultad no significa que la vayas a tener siempre, la clave está en identificarla para convertir esa debilidad en una fortaleza».

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