«Veo a Rubén Vicente y a Samuel Martínez con opciones de hacer un buen papel e incluso de ganar. Se lo están tomando muy enserio, lo están intentando y tienen vocación científica, además de que ya han ganado las fases autonómica y nacional porque son unos cerebros».
Así lo expresa su tutora y profesora de física y química, Julia Iparraguirre. Esta docente les ha ayudado durante los recreos y fuera del horario escolar para que acudan a esta competición con el máximo de conocimientos aprendidos.
Estas tutorías comenzaron cuando ambos jóvenes fueron a hablar con ella a principio de curso para pedirle «si podía darles clases extras, ya que desde la organización científica les habían dicho que tenían que hacer experimentos en el instituto». «Quedamos una tarde en el laboratorio donde estuvimos haciendo una práctica y vimos exámenes que podían caer en la prueba», recuerda.
También han quedado otros días para hacer más prácticas de diferentes temas y para «explicarles algún concepto de la parte teórica que no han entendido muy bien».
Explica que estos chicos son de 3º de la ESO pero «las pruebas que van a tener que hacer son de 4º de la ESO en adelante». «Lo que no pueden ver por completo en la preparación telemática, lo trabajamos aquí en La Laboral», indica.
Experimentos. La preparación de esta olimpiada ha sido exigente. Han realizado numerosos experimentos con el objetivo de que estén preparados.
Uno de los experimentos que han practicado ha sido una valoración de ácido base, que se suele hacer en los laboratorios de la Universidad de La Rioja y en las industrias. «Para determinar la cantidad de una sustancia que hay en una muestra, les preparé una que ellos no sabían de que estaba compuesta. Solo lo sabrían al echar otra sustancia que iba a cambiar de color», señala su tutora.
Los alumnos, detalla, tenían que medir el volumen que tenían que echar para que «se produjera el cambio de color». «Y a partir de ahí, se podía determinar que cantidad había haciendo unos cálculos que les enseñé», detalla.
Otra práctica que han realizado se llama Redox. El objetivo de esta prueba es el mismo que el anterior, ya que «el cambio de color y medir el volumen indica cuanta cantidad hay de cada sustancia».
Esta profesora subraya que Rubén Vicente y Samuel Martínez son dos estudiantes «muy inteligentes, espabilados y que captan los conocimientos rápido». «Se nota que están preparados gracias a los profesores del año pasado y a la organización de la prueba», asegura Iparraguirre.