Camino de (des)encuentros

Feli Agustín
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La Corporación oficializa como himno 'Mi tierra es La Rioja, Logroño es mi pueblo' y abre el camino para «rehabilitar» el escudo y la bandera entre críticas de la oposición de falta de diálogo y consenso del Gobierno

Alfredo Rodríguez canta el Himno de Logroño, acompañado de la Corporación y los asistentes al pleno. - Foto: Óscar Solorzano

Federico Soldevilla, el flamante nuevo cronista de la ciudad -responsabilidad que comparte con  Isabel Murillo, al frente del Archivo Municipal- pronuncia esta tarde en el Cubo del Revellín la conferencia Voto de San Bernabé y otros compromisos estrenando así su nuevo 'cargo', que ayer validó el pleno del Ayuntamiento en un acto al que el equipo de Gobierno dotó de la máxima importancia. Con los maceros escoltando a los presidentes del Ejecutivo, el Parlamento y la delegada del Gobierno, y con la actuación de la Banda Municipal, que abrió la sesión con la Jota de Logroño, popularmente conocida como Calle Mayor,  el Consistorio oficializó como himno de la capital una canción que hace años que ya lo es en el sentir popular, Mi tierra es La Rioja, Logroño es mi pueblo, que sus autores, José Manuel Calzada y Rafael Ibarrula, compusieron en 1993.

Su aprobación, casi por asentimiento, contrastó con la suerte que corrieron los otros dos símbolos indicativos de la ciudad, la bandera y el escudo, cuya «rehabilitación» encontró la reticencia de los grupos de la oposición, principalmente por lo que entiende falta de diálogo del equipo de Gobierno. No obstante, y dada la entidad de los asuntos a votación, enraizados en la historia e identidad de Logroño, PSOE,  IU-Podemos y PR se abstuvieron en la decisión de iniciar los trámites para considerar oficiales y «dar carta de naturaleza jurídica» a ambos símbolos.

Frente a dos de los alcaldes socialistas -Manuel Sáinz y Tomás Santos-, el portavoz municipal del PSOE, Luis Alonso,  censuró al equipo de Conrado Escobar que «había dedicado más tiempo» en sentar a los invitados al acto que en dialogar con la oposición.  

«Estamos hablando de historia, símbolos de identidad, y hubiera sido necesario más tiempo, trato y diálogo del que se ha producido», consideró Alonso, que destacó la necesidad de haber alcanzado un consenso en aspectos cargados de simbología, como los que emanan del Sitio de 1521, una «gesta» que unió a todos los logroñeses. «Ylos símbolos no son de nadie, son de todos los que sienten Logroño», afirmó el portavoz socialista, que espera que en el trámite de escucha ciudadana que se abre se tenga en cuenta a los grupos de la oposición. Con esta esperanza, ofreció una voto de confianza al equipo de Gobierno y manifestó su «abstención constructiva».

También se abstuvo Podemos-IU, cuya portavoz, Amaia Castro, coincidió en criticar la falta de consenso. «A ver si además del sábado del vecino, el alcalde va a tener que instaurar el lunes de la oposición», ironizó.

Las críticas de Rubén Antoñanzas, portavoz del PR, además de en aspectos técnicos, apuntaron en idéntico sentido y lamentó la «falta de interés» del equipo de Gobierno en conocer su opinión en un día «que debía ser de encuentro»,  

Afán de protagonismo. Al respecto de estas manifestaciones, la portavoz de Vox, María Jiménez, que voto junto al Partido Popular, señaló el «uso partidistas» del acto por parte de «algunos con el único fin de llamar la atención». Jiménez, que como alguno de  sus compañeros, ofreció retazos históricos de los que han emanado los símbolos de la ciudad, resaltó que «son de todos» y dijo no entender por qué incluso en esto «se quiera ganar protagonismo político».

Miguel Sáinz, portavoz del PP, argumentó que los asuntos ayer a debate  apuntaban «al ser y al sentir» de Logroño y destacó que se adoptaban acuerdos de Corporación y no de partidos políticos.

«Lo de ayer es un punto de arranque y tenemos que hacerlo con consenso», manifestó el concejal, que aseguró que no pretendían «apuntarse ningún tanto», sino hacerse eco del sentir logroñés con la oficialización de los símbolos.  Se abre ahora un periodo de información pública y alegaciones para remitir después el acuerdo a la Real Academia de la Historia, que debe darle el visto bueno.  La aprobación final es competencia del Gobierno riojano.