El Clavijo, un proyecto que hizo aguas muy pronto

Eduardo Palacios (Efe)
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El Rioverde Clavijo puso fin este viernes a una temporada en la LEB Oro muy complicada en la que ha descendido con merecimiento por todas las carencias mostradas, en todos los ámbitos

Jugadores del CB Clavijo, en una fotografía de archivo - Foto: CB Clavijo

El Rioverde Clavijo puso fin este viernes a una temporada en la LEB Oro muy complicada en la que ha descendido con merecimiento por todas las carencias mostradas, en todos los ámbitos, y desde muy pronto.

El Clavijo se presentó en verano con un proyecto que quería cambiar el paso de una competición como la LEB Oro, plagada de jugadores veteranos y con equipos muy asentados en la segunda categoría del baloncesto español.

El equipo de Logroño, sin embargo, fió su regreso a LEB Oro a un grupo joven, prácticamente sin experiencia en la categoría, con muchos componentes de la plantilla de LEB Plata y con su entrenador de los últimos años, Jenaro Díaz.

La pretemporada ya debió dar pistas al club riojano sobre las carencias de la plantilla, dado que el Clavijo no solo perdió todos sus amistosos, sino que en muchos estuvo muy alejado de sus rivales de LEB Oro.

Díaz hablaba entonces del potencial defensivo de la plantilla y de que algunos de los nuevos jugadores -como Bafutto, Knudsen y Cabrera- debían adaptarse a su dinámica.

La temporada comenzó en Alicante el 6 de octubre, con un marcador "estrepitoso" (92-56) pero entonces se restó importancia a la baja anotación en el debút; sobre todo porque el Clavijo ganó su segundo encuentro, ante el Betis y porque en ese primer mes llegó su segunda victoria, de nuevo en casa, ante Menorca.

Parecía el mejor momento de la temporada para un debutante que se veía en un lugar tranquilo en la tabla y competía en todos sus partidos, aunque perdiera.

Pero esa no era la realidad, el Clavijo ya entonces parecía ir "justo" y en ese momento se hundió, con meses de derrotas -11 consecutivas- que le enterraron en la clasificación; la mala racha solo se rompió a principios de enero, con la tercera victoria, lograda en Torrelavega.

Sin embargo, eso no frenó la mala dinámica, la falta de confianza -sobre todo en su ataque- y la imagen de un equipo débil y sin argumentos que persiguió ya siempre al equipo riojano y que le llevó a ser un claro candidato a descender en todo momento.

Los riojanos ya solo ganaron a Cáceres y, de nuevo, al Alega Cantabria, pero, en realidad compitieron muchos meses con pocas esperanzas y sin creer en sus opciones.

Poco cambio con los refuerzos

La llegada de cuatro refuerzos fue un revulsivo, en cierto modo, pero tampoco suficiente; Kolo acaba la temporada como un jugador importante, pero llegó fuera de forma; Peñarroya tuvo poco protagonismo; y los hermanos Urtasun aportaron experiencia y saber estar, pero su físico les limitó en muchos momentos.

Así las cosas, el Rioverde Clavijo ha terminado la temporada como uno de los peores colistas de la LEB Oro, con cinco victorias en 34 jornadas; anotó 2.384 puntos (70 de media) muy lejos de sus rivales (Menorca, el siguiente que menos logró 2.474; y encajó 2.732 (una media de 80), algo más aceptable pero no lo suficiente.

Otras de las estadísticas del Clavijo marcan que logró una media de 29,7 rebotes por partido, también en el "rango" bajo de la competición; dio 14,1 asistencias por partido (el 4 que menos), perdió 14,1 balones por encuentro (el que más) aunque sí estuvo en mitad de la tabla de balones recuperados (6,5).

La valoración mide en el baloncesto el cómputo de acciones positivas y negativas de un jugador o un equipo, con lo que es una "pista" muy fiable del rendimiento; y el Clavijo ha sido el peor de la LEB Oro con diferecia, con solo 65,4 puntos por partido, una cifra que habla por sí solo de la mala temporada de los riojanos.

A nivel individual, más allá de algunos partidos notables de varios jugadores, solo Javier Nicolau "salva" la temporada, gracias a su capacidad reboteadora (5,7 por encuentro), sobre todo por ser el tercer mejor español de la competición en esa faceta.

Su compañero en el juego interior, el alemán Jasín Kolo fue, no obstante, el más valorado del equipo por partido, con 14,1 puntos por encuentro, pero solo en 17 jornadas.

Nicolau fue, además, el máximo anotador del equipo (360 puntos), seguido por Alberto Moreno (268), en una plantilla en la que llegaron a intervenir 16 jugadores, entre los que Nicolau, de nuevo, e Ismael Tamba, fueron los más utilizados, el segundo de ellos incluso aunque se perdió varias jornadas por una sanción.

El equipo de Logroño, una de las entidades deportivas más "longevas" de La Rioja, con 57 años de historia, afronta ahora una nueva etapa con el reto de recuperar el sitio que ha ocupado, solo de forma "fugaz" -esta vez- en la segunda categoría del baloncesto español.

Sus dirigentes inician, por ello, ahora una etapa en la que deberán determinar el rumbo a seguir, de la mano de qué entrenador y si priman la experiencia dentro de la entidad de algunos jugadores -Kevin Torres y Arbosa tienen contrato- o le dan un giro total a la plantilla.