Las incidencias vandálicas se han incrementado con el paso de los años. En el 2020 hubo 466 pintadas o grafitis en elementos municipales, en el 2021 hubo 573, en el 2022 se dispararon hasta las 721, en el 2023 bajó a las 701 y en estos meses de 2024 se ha actuado más de 200 veces.

El concejal de Medio Ambiente, Jesús López, detalla que los grafitis que más molestan son los que se hacen en las persianas metálicas. «El problema es que cuando retiras a presión o con productos químicos, deterioras la pintura de debajo», explica. 

Otro problema se produce en los escaparates de los comercios. Señala que cuando una tienda no está ocupada, los jóvenes hacen pintadas y grafitis. «Algunas pinturas se pueden meter en el poro del cristal y luego es imposible eliminarlas. Cuando el local quiera ser nuevamente ocupado, habrá que retirar esa luna del escaparate y cambiarla por otra nueva», apunta.

El concejal informa que el coste medio anual que ha habido en los últimos años para quitar pintadas y grafitis en propiedades municipales es de 112.000 euros. «Si quisiera el ciudadano pagar los costes para retirar las pintadas de zonas propias, nos iríamos al millón de euros al año», asegura.

Actuar. Vista la iniciativa de los vecinos y preguntado por ello, Jesús López dice tomar en consideración hacer alguna actuación como esta desde el Ayuntamiento porque «ciertas zonas, sobre todo el casco antiguo, están masacradas como la calle de la Cofradía del Pez».

«En las zonas castigadas por estos grafitis es preferible tener algo que sea bonito, como en la nueva plaza de la Cofradía del vino, donde se han hecho murales que son respetados», destaca.