E la primera vez en la historia de la Universidad de La Rioja (UR) en la que se afronta un proceso electoral a rector con tres opciones diferentes. Un contexto nuevo para el campus que arroja una disparidad de corrientes que se han hecho evidentes desde semanas atrás por unos pasillos y unos despachos universitarios que desprendían humo entre conversaciones, negociaciones e incluso las posibilidades de viajes de la mano que finalmente no han fructificado,
Ninguna incertidumbre por tanto, para una jornada de viernes en la que concluye el plazo para la oficialización de opciones. Serán tres, aunque por el camino hubo tímidos amagos de truncar los anuncios públicos. Hasta ahí leen los interesados.
Cualquier proceso electoral despierta la tensión y el nerviosismo propios que avecina el resultado. Hay que tener en cuenta que las dos candidatas, Eva Sanz y Sandra Peña, y el candidato Emilio Jiménez Macías, deberán obtener síes, no sirve con que sus oponentes no obtengan el beneplácito del campus de la UR
Tanto la filóloga Sandra Peña, como el ingeniero Emilio Jiménez y como la vicerrectora y exdecana de la facultad de Letras y Educación Eva Sanz han formalizado ya sus opciones, sin esperar al último instante. Todo ello con un fin de semana (que incluso se extiende al viernes) de un inquieto paréntesis previo a la proclamación oficial de candidaturas este mismo lunes.
Así las cosas, el campus se somete a un proceso electoral con unos ánimos que caminan enrrarecidos. La opción de Eva Sanz, que emana del equipo rectoral del aún máximo dirigente universitario, Juan Carlos Ayala, choca frontalmente con la opción de Jiménez Macías y se desconocen, al menos de momento, las posiciones de Peña, más allá de su presentación de buenas intenciones.
Evidentemente, las críticas o los aplausos llueven sobre los dirigentes, y en este sentido, Sanz es la única que puede avalar años de mandato y la única que puede encajar balonazos a su gestión. Se suele decir, y en este caso se adapta a la perfección, que el que ostenta el poder, ostenta el privilegio de ganar o de perder.
En cualquier caso, el amago por reformar los estatutos universitarios y endurecer los criterios para optar a rector con celeridad y de forma previa a los comicios sobrevuela y pesa en el campus.
Todo ello para captar el voto ponderado de Profesores doctores con vinculación permanente a la Universidad (52%); Personal docente e investigador no doctor o que siéndolo no tenga vinculación permanente a la Universidad (14%); Alumnado (22%); y Personal Técnico y de Gestión (12%). Es decir, el voto de los estudiantes gana en peso.