La incertidumbre puede ser una constante en el seno de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja bajo la premisa de permanecer en una continua búsqueda de nuevos retos. En esta ocasión, la acumulación de excedentes de añadas pasadas genera un problema serio en las bodegas que ha ido trasladándose a los productores. Una situación de cierto colapso comercial que preocupa al sector ante un cierre de ejercicio 2022 en el que se vendieron 251 millones de litros, es decir, 342 millones de botellas de vino. Dicho de otra forma, Rioja mantiene su liderazgo en el mercado nacional con un crecimiento marginal del 0,16% pero se resiente en las ventas al exterior con una caída del 3%.
Todo ello tras la helada de 2017; los aranceles de Trump en 2019; la pandemia y sus restricciones en hostelería de 2020 y 2021; y la guerra de Ucrania en 2022 y una inflación totalmente desbocada que redundó en una relevante subida de precios generalizada.
Trazada por tanto la radiografía de una Denominación de Origen que actualmente sufre, bodegas, sector productor y Consejo Regulador parecen darse la mano, al menos de forma mayoritaria, aunque no total, en un plan «a dos o tres años vista» que permita mantener el valor de la DOCa Rioja e ir sacando excedentes, detalla Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja. Un desafío para el que «puntualmente», insiste Torres, «se solicita ayuda a las administraciones públicas» con el objetivo de proceder a «una destilación y descalificación de vino bonificada» que permita restablecer el equilibrio en Rioja y siempre, bajo las premisas de «una estrategia de valor» que no merme la imagen de los caldos de la Denominación de Origen Calificada.
Todo ello teniendo en cuenta que Rioja aglutina a 144 municipios de tres comunidades autónomas, a cerca de 800 bodegas y a 14.300 viticultores, afectados igualmente por la acumulación de excedentes en bodega. De esta forma, el Plan para la Recuperación del Equilibrio establece una hoja de ruta dirigida a la reducción de producción en viñedo y la transformación en bodega con un objetivo claro enfocado a la optimización de la calidad.
En términos similares se expresa también Alejandro Las Heras, vocal de Asaja en el Consejo Regulador de la DOCa, quien se refiere a «un periodo de incertidumbre» y que puede «dejar a algún viticultor atrás». Es, junto al regreso a un anhelado equilibrio, lo que pretende evitar el pacto alcanzado por el pleno del Consejo para el que hubo diferentes propuestas para la determinación de rendimientos, pero que proyecta una fotografía de unión.
Recuerda Las Heras que es la primera vez que tanto el Consejo Regulador, como algunas de las organizaciones que lo integran, solicitan ayudas públicas. Un aspecto éste último que saltó a la palestra a pocos días de iniciarse la campaña electoral en el transcurso de la reunión mantenida con Concha Andreu. Desde Asaja consideran que «el Gobierno vasco está siendo más proclive a la concesión de ayudas que en La Rioja» en el marco de una Denominación de Origen extendida por tres comunidades autónomas.
Otras medidas. Fernando Ezquerro, presidente del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, considera que «los datos del segundo semestre del año 2022 apuntaban a una ralentización significativa de las ventas totales del vino en España, por lo que el modesto avance de comercialización de las ventas nacionales de Rioja supone un fortalecimiento de nuestra posición en el mercado». Todo ello en un contexto en el que, a pesar de la incertidumbre, Rioja mantiene una firme apuesta por «seguir generando valor». En esta línea, se implanta una nueva y avanzada metodología de control de calidad sensorial para los vinos de la DOCa, que consiste, por un lado, en estandarizar los parámetros y atributos sensoriales implicados en la aptitud de los vinos que se valoran. Por otro, proporcionando una mayor capacitación y cualificación de los integrantes del Panel de Cata.