Enzo Maresca le ha cambiado por completo la cara al Chelsea en cuestión de meses. De ser un proyecto sin definición con Mauricio Pochettino, el cuadro londinense ha adquirido una identidad propia. El italiano le ha dado sentido a todo el talento que tiene a su servicio y ha postulado a su conjunto a optar a la Premier League después de unas temporadas deambulando por la zona media de la clasificación. Pero si hay un jugador estructural en los 'blue', ese que da sentido a todo el organigrama táctico, ese es Moisés Caicedo.
El ecuatoriano aterrizó en Stamford Bridge por aproximadamente unos 120 millones de euros, siendo uno de los fichajes más caros de la historia, a todas luces sobrepagado, pero por el que varios equipos del 'big six' ya se estaban pegando. En el Brighton, de la mano de Roberto de Zerbi, se convirtió en una piedra angular del juego de posición del italiano y ahora presenta un rol similar con otro transalpino de ideas compartidas como Maresca.
Solo hace falta acudir a las estadísticas más generales para darse cuenta de la trascendencia que tiene dentro del bloque de la capital inglesa. Caicedo ha sido titular en los 15 partidos del torneo de la regularidad que ha jugado su equipo en la 24/25, promediando un total de 88 minutos disputados por encuentro de un total de 1.327 en lo que va de temporada.
Enzo Fernández se ha tenido que ganar un puesto de titular que en estos momentos parece claramente para él. Romeo Lavia, tras un calvario de lesiones, ha tenido una evolución similar al argentino. Sin embargo, el ecuatoriano siempre ha sido indiscutible.
El ex del Brighton ha ido progresando junto al equipo. La campaña pasada la crítica la tomó con él, castigado por el precio que su club decidió pagar por sus servicios más que por su rendimiento sobre el verde, que no fue malo del todo. Pero lucía menos, al igual que una plantilla indefinida que al final se coló en Europa gracias en parte a una carambola y a la calidad de un genio ofensivo como Cole Palmer.
Ahora, con las piezas mejor encajadas, es el amo de la medular 'blue'. A veces es el primer eslabón del centro del campo, dejándose ver entre los centrales para ayudar en la salida de la pelota. Otras, parte en el dibujo inicial como lateral derecho para después incorporarse a la zona ancha y pasar a cerrar con tres más una suerte de dos pivotes por delante. Y en algunas ocasiones, el contexto le permite ganar metros y asomar por el área contraria.
Su dominio de casi todas las situaciones del juego es asombroso. Con la pelota en los pies es un seguro en el pase. Promedia un 89,2 por ciento de envíos completados con éxito por encuentro de una media de 65,38 veces que trata de conectar con sus compañeros. Estas cifras ponen de manifiesto que, sobre todo por la parte derecha, es una pieza fundamental para ensamblar al equipo desde su distribución. Junta a los suyos y mejora las conexiones entre todos ellos.
Luego, en el apartado defensivo, hay pocos como él. Su altura puede llegar a engañar, pero lejos de ser un obstáculo, le ayuda en sus funciones como apagafuegos. Su potencia física, haciéndose fuerte a la hora de cargar, ha acabado llevando al suelo a futbolistas aparentemente más poderosos que él en el cuerpo a cuerpo. Maresca cuenta con un trampantojo en la medular de su Chelsea.
Esa faceta suya le ha llevado a ser uno de los más efectivos de las cinco grandes ligas en lo que se refiere a derribos y a bloqueos. También en intercepciones, toda vez que el cuadro 'blue' es un equipo que defiende hacia delante, presionando, igual que lo ha vuelto a hacer de la mano de Caicedo y Maresca por la Premier League tras dos temporadas vacías.