"En casa me puse la coraza y se lo conté a los que quiero"

David Hernando Rioja
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Deborah Gurrea Villoslada fue diagnosticada con cáncer de mama un 18 de agosto de 2023. Tuvo complicaciones y ahora sufre secuelas físicas y psicológicas

Deborah Gurrea junto a su perro Lucas en el salón de su casa - Foto: Ingrid

La vida de Deborah Gurrea Villoslada cambió un 18 de agosto de 2023. Cuenta que estaba en la piscina disfrutando del verano pero se notó un pequeño bulto en la zona del pecho. En aquel momento estaba embaraza de 33 semanas, por lo que «no le di mucha importancia al principio porque pensé que sería leche retenida».

Fue al ginecólogo y le dijo que fuera a la clínica para que le echaran un vistazo y descartar otros problemas. «Me miraron, me hicieron pruebas y me dijeron que tenía un cáncer de mama del tipo triple negativo, que es el más agresivo de todos», relata.

Explica que el hecho de estar embarazada hacía que esta situación fue un riesgo para ella y para el bebé. Los médicos, junto a Deborah y su marido decidieron inducir el parto para después comenzar la quimioterapia. «Esto sucedió un 7 de septiembre y unos meses más tarde, en concreto, el 18 de diciembre, toque la campana porque finalicé el tratamiento», recuerda. 

Todo parecía ir correctamente, ya que en las ecografías se mostraba que el tumor había disminuido del todo pero "en Navidades volví a sentir dolor, me toqué la zona y noté un bulto». Esto provoco que los médicos tuvieran que operarla de nuevo, además de volver a la quimioterapia preventiva. «También me quedaba hacer la radioterapia de la primera vez, por lo que se me juntó la quimio y la radio, así que fueron muy malos meses», señala.

La parte positiva es que esta riojana, después de todo este sufrimiento, puede decir que está curada aunque «con secuelas físicas y psicológicas». Cuenta que acabó la quimio con las defensas «súper bajas», lo que le ha hecho contraer el virus del herpes zoster, «que causa dolor a nivel del nervio». «Me están tratando con medicación y parches de lidocaína para los dolores», detalla Gurrea.

Recuerda que el momento en el que el doctor le dijo que padecía cáncer de mama fue muy duro, ya que «cuando te dicen algo así lo primero en lo que piensas es en la muerte o en si le iba a pasar algo al bebé». «Pero cuando te explican en que consiste tienes miedo a sufrir», indica esta superviviente.

Relata que allí lloró «todo lo que pude» pero «cuando llegue a casa me puse la coraza porque se lo tenía que contar a toda la gente que quiero». «Lo más duro fue cuando se lo dije a mis padres», concluye.