«Hay que hacer las cosas mejor, para lo que es necesario mayor control de rendimientos con el fin de disponer de mejores uvas para elaborar mejores vinos y aumentar el valor de nuestros vinos». ¿Y el arranque? Pues es una medida complementaria, «con carácter puntual y nunca la medida estrella». Quien así se expresa es Íñigo Torres, director del Grupo Rioja, asociación que, no parece necesario contar con dotes adivinatorias, para vaticinar que revalidará su primacía dentro del área comercial de la Denominación. El Grupo Rioja, que en el último proceso de renovación del pleno de la Interprofesional logró concitar el apoyo del 78% de los votos del sector comercializador, volverá a contar con el respaldo mayoritario de las bodegas y, sin alteración de fuerzas, será quien proponga el candidato a la presidencia, que en el presente mandato ha ocupado Fernando Ezquerro, representante de las cooperativas y, por tanto, del sector productor. A decir de su director general todavía no se ha decidido quien ostentará el cargo que en la última ocasión que ocupó el área comercial recayó, precisamente, en el presidente del Grupo Rioja, Fernando Salamero, director financiero de Marqués de Riscal.
Torres destaca, además, la diversidad de Rioja, única denominación de origen donde hay varias asociaciones bodegueras -en el resto solo hay una- y serán tres con las que se enfrentará esta vez, una vez que la Asociación de Bodegas Familiares decidió abandonar el Consejo Regulador.
Lo que también defiende es la validez del proceso de renovación, norma que afirma que está soportada por la gran mayoría de asociaciones -se aprobó con una importante mayoría- «y se ha ido paulatinamente mejorado para lograr un sistema más justo». Incide -saliendo al paso de algunas críticas- que a lo largo del mes de abril, las agrupaciones de productores y de comercializadores recabaran apoyos con la misma operativa de comunicación que hace cuatro años.
Su resultado debe favorecer un pleno que permita que Rioja continúe avanzando, una denominación, según considera, que ha dado «mucho pasos adelante» en los últimos años, donde ha experimentado una profunda evolución. Justifica su afirmación aludiendo a las nuevas menciones referentes al origen, como vino de pueblo o viñedo singular, aprobadas en 2017, o los espumosos de Rioja, figuras que se han ido promocionando en los últimos años y «son absolutamente compatibles» con las categorías tradicionales de crianza, reserva y gran reserva.
Según entiende, los próximos pasos deben apuntar a actualizar estas menciones y seguir avanzado hacia el valor. «El mercado mundial del vino va a evolucionar en los próximos años hacia mayor valor y menor consumo», reflexiona el directivo, que razona que Rioja debe adaptarse a esa tendencias, adecuación para la que, en su opinión, goza de una «fantástica» situación. Entiende que hay que insistir en dos gamas de producto que están creciendo en el mercado, como blanco y rosado, y poner el foco en los vinos de menor contenido alcohólico, atendiendo a las querencias de los nuevos consumidores. La mejora de la imagen de marca, la protección de viñedos viejos, el apoyo a nuevos «viñadores», que aportan frescura a la denominación, son también valores por los que apostar.