Lejos de cumplirse la eterna prórroga de plazos, el actual tramo en obras de la autovía A-12 continúa inmersa en un bucle de previsiones infinitas. Las obras del último tramo riojano y que se sumerge ya en tierras castellanas entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río arrancaron allá por el año 2020. Sus plazos iniciales lanzaban la conclusión de la actuación, y por tanto, su entrada en servicio, durante el otoño de 2023.
Y lejos de cumplirse, los plazos se demoraron. La culpa se derivó hacia la complejidad para materializar las necesarias expropiaciones y hacia los problemas de presupuesto. En cualquier caso, los plazos se alargaron hasta el otoño del presente ejercicio 2025. Pocos dieron credibilidad a esta fecha ante el lento e interminable avance de las obras.
Sin llegar la estación del año que da paso al invierno, los plazos se retrasan ahora hasta el año 2026, según las previsiones facilitadas ayer por la Delegación del Gobierno en La Rioja. En 2026 y sin detallar si será en verano, invierno, otoño o primavera. Dicho de otra forma, tres años de retraso, en el caso de que se cumplan unas previsiones que tanto en la comarca de Santo Domingo de la Calzada como en los municipios de tierras burgalesas próximos a La Rioja, genera firmes dudas. Una desconfianza basada también en el estado de una actuación «de la queda aún queda mucho», tal y como detalla Raúl Riaño, alcalde del Consistorio calceatense.
El tramo entre Santo Domingo y Villamayor se extiende por alrededor de catorce kilómetros y supondría superar el límite geográfico entre la comunidad riojana y la burgalesa.
Y al otro lado de la futura autovía, la situación ni siquiera ha arrancado. El compromiso ministerial para la conversión en autovía del tramo entre Burgos e Ibeas de Juarros, de algo más de siete kilómetros, preveía sacar a exposición pública el expediente a lo largo del ejercicio 2024. Cerrado el año, y mirando ya hacia el mes de abril de 2025, el Ministerio aún no ha rematado el proyecto.
De hecho, la idea inicial pronosticaba, sin demasiado éxito, iniciar las obras en el presente ejercicio. De momento, no hay fecha.
Cosas de palacio. Todo apunta a que la actuación tampoco podrá iniciarse a lo largo de este año teniendo en cuenta que aún no se ha terminado la redacción del proyecto para posteriormente, tramitar su aprobación inicial, su puesta a a exposición pública, superar el periodo de alegaciones, licitar la obra para finalmente adjudicarla. Las cosas de palacio, como dice el refranero, van despacio.
El ministro Óscar Puente se refirió el año pasado al tramo Burgos-Ibeas como el más urgente por constituir el segmento con mayor densidad de tráfico entre Logroño y la capital riojana, con una media de 10.500 vehículos al día.
En cualquier caso, nadie se atreve a aventurar una fecha para el inicio de la actuación en este tramo mientras crece la indignación en desde Santo Domingo hasta el centro de la capital burgalesa.
«Vivimos en una isla dentro de la península»
No se trata ya de una cuestión de colores políticos, tal y como detalla Raúl Riaño. Todos los alcaldes de los municipios comprendidos entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río «estamos hartos», señala el alcalde calceatense. «Vivimos -prosigue- en una isla dentro de la península» y lo peor, es que tampoco se creen la previsión de 2026 «a juzgar por lo que falta aún».
Entre evidentes muestras de desconfianza, indica que «no queremos ya ni saber previsiones, lo que queremos es que se termine».
Bajo un duro discurso, considera que «se está derrochando dinero público al tiempo que sigue siendo un infierno viajar de La Rioja a Burgos». Hay que recordar que «vivimos en plena N-120 y esto es una isla», insiste.