«El principal enemigo de toda cuba es que se quede seca»

El Día
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Gustavo Matute lleva un cuarto de siglo dando forma a cubas y toneles en la casi centenaria Bodegas Muga, la única en España que sigue realizando de forma artesanal la cubería

Gustavo Matute posa en una de las naves de Bodegas Muga, que cuenta en sus entrañas con unas 220 tinas de roble. - Foto: Carlos Caperos

Maneja ojo de buen cubero, expresión que debe sus orígenes a un oficio que se desempeña, de forma artesanal, en Bodegas Muga. Gustavo Matute (Haro, 1979) es uno de los tres toneleros-cuberos en ejercicio en esta cava casi centenaria. Tras un cuarto de siglo de experiencia (24 años en concreto), mantiene un buen ojo clínico al tiempo que recuerda que la acepción deriva de la experiencia de los cuberos a la hora de determinar qué duela -tabla de pared curva que conforman las tinas y toneles- encaja «sin necesidad de medirla» mejor en el puzle que conforma toda tina o tónel.

Bodegas Muga cuenta en su interior con 220 cubas, algunas de 55.000 litros. La más grande que han realizado sus manos son «de 35.000» aunque las hay de «diferentes tamaños». El material es siempre el mismo: «Roble. No sé si es la mejor madera pero está claro que hasta los barcos de guerra se hacían de roble». El 90% de éste es de origen galo.

«Aunque en La Rioja también hay, el nuestro es más torcido mientras que el francés es más recto y, por tanto, se aprovecha mejor», explica. En cualquier caso, el roble combate a la perfección la «humedad» y es por eso que se decantan por esta noble madera. Hay otro agente a tener en cuenta. «El principal enemigo de la cuba es que se quede seca» aunque el riesgo de un exceso de humedad es «que la madera se hinche».

Se mueve con soltura entre «canteadoras y cepilladoras», en un oficio «que no ha cambiado con el paso de los años». «Sigue siendo un proceso muy manual aunque tengamos  máquinas», informa. El equipo de Muga, además de sumar nuevas cubas a las entrañas de la bodega, se encarga de comprobar el estado de estos depósitos pantagruélicos. «Tenemos cubas de más de cien años que, gracias a un buen mantenimiento, rinden a la perfección». Bajo la supervisión del departamento de producción, se renovarán los trece tinos de la primera sala de Bodegas Muga. «Se cambian porque se busca más capacidad, no porque las cubas estén mal», agrega antes de continuar con su tarea.

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