La Rioja amaneció ayer con un enorme susto que ha dejado boquiabiertos a los vecinos de la zona de Arnedillo y alrededores. Un gran desprendimiento de piedras de muchas toneladas en la carretera LR-115, a la altura del km-13,7 ha provocado un caos que ha afectado a los ciudadanos, comerciantes y hosteleros.
Uno de los afectados ha sido Pedro, el dueño del hotel El Molino del Cidacos, un establecimiento situado justo debajo de la zona donde se han desprendido estas rocas. Una tragedia anunciada porque Pedro y su familia escucharon y sintieron que por la noche ya caían algunas piedras pero «pequeñas», ya que «no hacía tanto ruido», contó.
El problema fue que hacia las 9 horas de la mañana escucharon un ruido «estruendoso». Las rocas enormes que cayeron sobre el asfalto rompieron las mallas que instalaron hace relativamente poco tiempo para proteger la zona de desprendimientos, lo que provocó que se formara «una nube de polvo tremenda». «Los que estábamos abajo en el hotel sentimos mucho miedo con aquel estruendo y subimos a la carretera para ver el espectáculo que se había organizado».
Esta suceso es una situación «muy gorda» porque «hace dos meses se produjo otro desprendimiento aunque no fue ni la décima parte que el de ahora». Aquel suceso fue un primer aviso y el Gobierno de La Rioja actuó rápido colocando unas mallas para tratar de proteger a las personas y vehículos que pasaran por la zona. Pero no ha sido suficiente.
Pedro, protegido por la lluvia que caía ayer con un paraguas transparente, indicó a El Día de La Rioja que estaba esperando la llegada de la geóloga del Gobierno regional para que «me diga que planes hay, que van a hacer y cuanto va a durar esta situación».
Hotel. Pedro está preocupado por el futuro inmediato de su hotel y como le va a afectar este desprendimiento económicamente. «Tenemos reservas en el hotel y ahora tenemos que cancelarlas. Las perspectivas para el hotel son malas porque no se sabe cuanto tiempo va a tardar en estar bien la carretera», lamenta.
El seguro es otro problema que enfada al dueño de este hotel. Explicó que cuenta con un seguro pero «me dicen que este tipo de actos de Dios no entran en la póliza. El hecho es que tengo una finca de nogales con una acequia milenaria a la que cayeron piedras de un desprendimiento anterior».
Pedro recuerda que cuando tuvo lugar aquel desprendimiento le transmitieron «palabras bonitas» desde el Gobierno de La Rioja pero «ahora nadie quiere saber nada ni responsabilizarse. Y lo peor es que se ha vuelto a producir otro desprendimiento 10 veces más grande que el anterior», concluye preocupado este hotelero.