"Me empujó, me enganchó del cuello y me pegó un puñetazo"

David Hernando Rioja
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El médico y representante de CSIF, Ángel Laspeñas, cuenta el altercado físico que sufrió cuando hacía guardias en el centro de salud de Murillo. Esta le provocó que tuviera miedo e incertidumbre al volver a trabajar en aquel pueblo

El médico y representante de Csif de Sanidad, Ángel Laspeñas, enfrente de las urgencias del Carpa - Foto: Óscar Solorzano

«El acompañante de un paciente, sin ningún motivo aparente, me agredió físicamente. Me empujó, me enganchó del pecho, me dio un puñetazo y me provocó un moratón en el pecho». Así de crudo y de duro suena el testimonio de Ángel Laspeñas, médico y delegado de CSIF del sector de Sanidad.

Una historia que se produjo hace años, en concreto, en el verano de 1998, pero no deja de repetirse con el paso del tiempo. El problema es que las campañas y el intento de concienciar a la ciudadanía no terminan de hacer efecto ante esta lacra.

Laspeñas cuenta que este suceso tuvo lugar en el centro de salud de Murillo de Río Leza, donde trabajaba como médico de refuerzo haciendo guardias. Recuerda que aquel día eran fiestas en el pueblo. 

Aquel momento provocó en él diferentes emociones. La primera de ellas fue la sorpresa porque «no sabía como podía haber pasado», y le siguió la indignación al no comprender como una persona puede pegarte cuando estás trabajando y atendiendo las urgencias del pueblo durante las fiestas. También recuerda que aquella acción generó en él una sensación de frustración y enfado.

Han pasado más de 20 años y todavía se desconocen los motivos por los que esta persona le agredió aquella noche en fiestas de Murillo. Laspeñas cuenta que denunció este hecho ante la Guardia Civil a la mañana siguiente cuando un compañero suyo le hizo un parte de lesiones.

Todo este proceso judicial acabó con el agresor condenado aunque no llegó a presentarse al juicio. Ese es el motivo por el que, tanto él como la enfermera que estaba en ese momento, no saben los motivos que llevaron a esta persona a agredirle.

Pero la peor parte no fue el momento de la agresión, según rememora este médico. Una vez que termina todo el proceso se siente «mucho miedo, incertidumbre e inseguridad durante las guardias», ya que «volví a trabajar a la zona y al pueblo donde vivía el agresor», indica.

Laspeñas cree que la peor parte que han vivido los profesionales médicos que han sufrido agresiones es «el miedo de volver a convivir y trabajar con quien te ha agredido». Cuenta que esta sensación le duró el año y medio que continuó trabajando en aquel centro de salud aunque «luego aprobé mi plaza y fui a otro sitio a desarrollar mi labor como médico».

denunciar. Ángel Laspeñas alienta a que todos los médicos que han sufrido una agresión la denuncien. En los hospitales y centros de salud se producen numerosas agresiones pero terminan siendo infradenuncias, es decir, que los profesionales no alertan de lo que ha sucedido.

Los médicos y el resto de empleados médicos sufren agresiones todos los días. Con esto, Laspeñas alega que no hace falta que haya contacto físico para que se produzca un altercado. «No les pegan pero se producen agresiones verbales todos los días», asegura.

Hay profesionales que viven situaciones continuas en las que «les están machacando y ofendiendo verbalmente, lo que es muy duro». «El personal administrativo de los centros de salud está absolutamente doblado porque son los encargados de parar el primer golpe, que suele ser la agresividad previa», lamenta el representante de Csif.

Uno de los aspectos que ha mejorado en cuanto a agresiones es el cuidado que realiza el Servicio Riojano de Salud (SERIS) y el resto de asociaciones médicas al personal afectado. «Afortunadamente han renovado los protocolos que protegen a los profesionales, ya que les ofrecen un buen acompañamiento, asesoría jurídica y una defensa judicial que ha mejorado mucho», subraya.

Cuando tuvo lugar su agresión se sintió «abandonado» por el Servicio Riojano de Salud que había en aquel momento. Comunicó la agresión a sus superiores jerárquicos pero la institución médica no le apoyó ni ayudó como él hubiera querido y necesitado en aquel momento.