Además del impacto sobre terrenos de cultivo, el estudio que ha realizado el doctor en Ecología Francisco Javier Fernández San Juan pone de relieve el daño potencial que plantea el trazado del tendido eléctrico Tauste-Júndiz sobre el paisaje, espacios naturales de alto valor natural y rutas culturales y etnográficas.
«En La Rioja, hay como mínimo 40 hábitats afectados, además de montes de utilidad pública», comenta el ecólogo riojano, que añade otros elementos sobre los que planea la sombra de la macrolínea eléctrica en el caso de que se autorizase su construcción, como un total de nueve cañadas, que por ley son caminos inembargables y que conforman un patrimonio ganadero de siglos, y dos puntos concretos del Camino de Santiago, uno en Navarrete y otro en el ramal jacobeo del norte en la zona de Haro.
Desde el punto de vista ecológico, el estudio realizado por Fernández San Juan alerta del impacto sobre la «conectividad», es decir la capacidad de las especies animales de atravesar ecosistemas, singularmente las aves en las riberas de los ríos. En ese sentido, apunta a ocho zonas «críticas» que se verían afectadas por el tendido en el caso de autorizarse la línea proyectada para llevar electricidad desde la localidad zaragozana de Tauste a la alavesa de Júndiz.
Sus informes, que ponen cifras al impacto sobre el medio ambiente, estiman que para el movimiento de las aves en esas áreas hay un 50% de «peligros severos» en riberas de ríos en valles como los del Leza, Jubera o Najerilla, donde los cables producirían un «efecto barrera» con riesgo de colisiones para la avifauna.
En el caso del paisaje, mientras la empresa promotora, Forestalia, considera que la calidad visual del paisaje por donde proyecta el tendido es entre baja y muy baja, Francisco Javier Fernández la califica como media y alta. También mide el estudio el impacto del proyecto sobre la biodiversidad y concluye que el trazado propuesto discurre por zonas el 50% de las cuales tiene una riqueza natural entre media y muy alta.