24 años en primera línea de los banquillos permiten colmarte de una experiencia evidentemente práctica de cara a la preparación de las jornadas y la gestión el desarrollo de las mismas. El domingo, sobre el césped de La Planilla, Carlos Pouso lo volvió a demostrar. El vizcaíno, en su primer partido oficial al frente de la SD Logroñés, se estrenó con triunfo en una gran segunda mitad de sus jugadores después de que el caprichoso destino quisiera que este debut fuera en el feudo calagurritano, donde ha ejercido como local la última temporada y media.
Pouso supo a la perfección lo que hacía. Que hasta cinco nombres de los blanquirrojos titulares militasen la pasada campaña en el conjunto riojabajeño no fue una mera casualidad. Nacho Ruiz, Miguel Santos, Iván Castillo, Pau Miguélez y Raúl Rubio fueron los cinco ex rojillos que salieron de partida. A esta lista de antiguos jugadores del Calahorra se suman Sergio Gil, que coincidió en la primera temporada del técnico de Leioa en La Planilla e Iker Morales, uno de los más destacados del filial rojillo el curso pasado.
Cinco jugadores que conocían a la perfección dicho terreno de juego. La experiencia de unos futbolistas utilizada con pericia por otro más que experimentado entrenador y que contribuyeron a que los capitalinos superasen a los locales en prácticamente todos los aspectos, a excepción de adelantarse en el marcador como consecuencia de un puntual despiste defensivo. Así empezó... y con los tres puntos de vuelta a Logroño, terminó.
LEY DEL EX. Se define como aquella norma no escrita del fútbol en la que cualquier futbolista, cuando se enfrenta a su ex-equipo, está destinado a marcar gol. En La Planilla se aplicó en su máximo esplendor. Los cuatro goles que anotó la SD Logroñés tuvieron la rúbrica de los nombres previamente citados. Raúl Rubio, Pau Miguélez por partida doble e Iker Morales pusieron la guinda a la goleada que les permite ser segundos de grupo, solo por detrás del Izarra, que ganó 4-0 en Merkatondoa a la Real Sociedad C. Pouso llegó al banquillo blanquirrojo y trajo siete jugadores procedentes de Calahorra. No se equivocó, en la enésima demostración de que la experiencia es un grado.