Los vecinos de Albelda y de Clavijo siempre han sentido la ermita de Santa Fe de Palazuelos, en cuyas campas comparten chocolate, chorizo y pan cada 25 abril en la tradicional romería de San Marcos, como algo muy suyo. Y ese vínculo se reforzará este año aún más. El viernes los 175,5 kilos de céntimos de euros recogidos entre el vecindario se fundirán junto con metal de bronce para fabricar una nueva campana que devuelva el tañido a este pequeño templo románico del siglo XIII, al que los ladrones dejaron mudo hace casi un año al robar las dos piezas de su espadaña.
Responsables de Albelda de Iregua, como municipio propietario de la ermita, y de Clavijo, en cuyo término se asienta, así como otras personas implicadas en la campaña de recogida, procedieron ayer al pesaje de las monedas de 1, 2 y 3 céntimos recogidas en huchas repartidas por bares y tiendas de Albelda, Clavijo, La Unión y hasta Nalda, que también ha colaborado.
Una delegación vecinal se desplazará el viernes a la fábrica de campanas Quintana, en la localidad palentina de Saldaña, para proceder a la fundición de la esperada pieza. Unos días después, la campana saldrá del molde. El objetivo es que pueda estar instalada en el yunque de la ermita para que suene de nuevo el día de San Marcos, una celebración que ha ido ganando popularidad y que se asienta en una curiosa tradición: la ermita seguirá perteneciendo a Albelda siempre que alguna representación del pueblo acuda a la romería. Para cumplir el rito, incluso durante la pandemia, la romería de San Marcos, como se le conoce popularmente a la ermita, contó con presencia de vecinos de Albelda, explicó ayer a El Día de La Rioja la concejala albeldense de Cultura, María del Bueyo Gómez.
A priori, la idea es fabricar una sola campaña y más pequeña que las anteriores, de unos 50 kilos, de manera que pueda retirarse tras la romería y evitar un nuevo robo.
Con pesetas en los años 80. El hecho de mezclar los céntimos con el metal que dará forma a la campana no es una ocurrencia, sino que rememorará lo que se hizo en los años 80 del siglo pasado, cuando cada niño de la escuela aportó una peseta para fundirlas junto al bronce 'campanil' que da el sonido característico.
La ermita de Santa Fe de Palazuelos fue objeto de pillaje a primeros de mayo de 2023, cuando los ladrones aprovecharon la noche y la ubicación, en un paraje apartado a mitad de camino entre Albelda, La Unión y Clavijo, para llevarse las dos campanas que tenía.
No tenían gran antigüedad, pero sí valor sentimental: son las últimas de La Rioja fabricadas a la antigua usanza, mediante la «fundición a pie de torre». Así lo explicó en su día el relojero y campanero José Luis Tomás, que comentó que estas campanas se hicieron recreando la vieja tradición de los fabricantes ambulantes, que las fabricaban in situ, con moldes y hornos de reverbero. En el caso de la ermita de Santa Fe de Palazuelos, las campanas se fundieron en Albelda por parte de una familia de artesanos campaneros cántabros.