Una fobia es un temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de las personas no las encuentran molestas. Existen diferentes tipos, desde el miedo a los espacios cerrados y pequeños, conocido como la claustrofobia; el miedo a volar en avión, que se llama aerofobia; o la dentofobia, el miedo extremo y persistente a asistir a las consultas odontológicas.
Una de estas fobias se ha tratado en el 17º Congreso de la Sociedad Española de Contracepción, concretamente la hormonofobia. Esta es un miedo relativamente irracional a recibir una terapia hormonal que tenga que ver con la salud sexual.
El ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Contracepción, José Cruz Quilez, explica que los endocrinos ofrecen terapias hormonales para un montón de trastornos endocrinológicos que no se ven mal, sin embargo, «un tratamiento anticonceptivo que es opcional o uno médico para un desorden ginecológico se ve bastante mal aunque sea igual de conveniente que el que ofrece el endocrino para otro trastorno», critica.
Crece el número de mujeres menores de 25 años que padecen esta fobia, tanto en España como en La Rioja. La ginecóloga del Hospital San Pedro, Carmina Salvador, señala que los jóvenes están «muy influenciados» por las redes sociales y ven el aspecto negativo de la anticoncepción. «Hay que valorar la parte positiva, ya que a investigación ha avanzado en todos los productos hormonales que se ofrecen para dar seguridad», destaca.
Cruz añade que estas jóvenes que rechazan estas terapias hormonales no las sustituyen por otros tratamientos anticonceptivos, por lo que «es un doble handicap. Son las personas más fértiles las que están mas expuestas a embarazos no planificados. Esto luego lo absorbe el sistema por la vía de la interrupción del embarazo», apunta.
Por otra parte, Cruz desconoce cuales pueden ser los motivos de esta hormonofobia aunque informa que existe un miedo irracional de estas pacientes a la cancerofobia pero «se sabe que estos fármacos protegen mucho del cáncer de ovario, endometrio o colon». Añade que también les puede pesar el miedo a padecer trastornos cardiovasculares que están asociados a estos productos.
Asegura que estos productos son terapias contraceptivas hormonales que se pueden usar como anticonceptivos o buscando beneficios. «Se utilizan desde las consultas especializadas porque hay trastornos ginecológicos, como sangrados menstruales abundantes o dolores de regla, que se tratan con ellos», detalla.
En este punto, el presidente informa que los efectos de los productos anticonceptivos son muy bajos, aunque los riesgos que se conocen como efectos adversos mayores son efectos cardiovasculares, un infarto, un ictus o un tromboembolismo venoso, «que es lo más frecuente». Aún así, alega que cuando una mujer se queda embarazada asume un riesgo mucho mayor que cuando toma un fármaco anticonceptivo.
«Hay un miedo infundado muy difícil de desmontar desde las consultas, incluso cuando se ve muy indicado», lamenta.
Por su parte, La jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital San Pedro, María José Puente, envía un mensaje tranquilizador a estas mujeres para que estén tranquilas porque «a la hora de prescribir un método anticonceptivo nos vamos a basar en si hay o no hay un riesgo para que lo tome».
Europa. María José Puente informa que otros países europeos tienen un mayor uso de los métodos anticonceptivos hormonales. «En cambio, en el territorio nacional se repiten encuestas cada dos años y se mantiene el preservativo como método principal», apunta.
Insiste en la importancia de usarlo por el riesgo de las infecciones de transmisión sexual pero «las hormonas que utilizamos en los métodos anticonceptivos previenen muchísimos problemas».
Otra utilidad de estos métodos anticonceptivos hormonales es la prevención de embarazos no deseados. «Se ve esa situación que no es igual que en el resto de países europeos», concluye.