Es la buena noticia de la temporada y, sin duda, el mejor jugador que ha pasado por la Sociedad Deportiva Logroñés en sus catorce años de historia. Hablamos de Jordi Escobar (Barcelona, 2002) pichichi blanquirrojo. Juega con el '17' pero ya ha hecho olvidar a los últimos '9' que han pasado por la plantilla: Soberón, JonAnder o Unzueta.
El encuentro tiene lugar en la Taberna de Correos, templo gastronómico futbolero. Aunque es de comer en casa, no le hace ascos a La Laurel, donde acude con su compañero Trespalacios, uno de sus mejores socios en el vestuario. Se pide un botellín de agua y un langostino con panko y salsa thai. Al contrario que la mayoría de delanteros, es generoso en el campo y fuera de él hasta el punto que no tiene mayor problema en compartir la pitanza con su compañero.
Aunque militó dos campañas en el Barça B, se formó durante siete años en el Valencia. Arrancó en el infantil y llegó al primer equipo. Marcelino le convocó para dos pretemporadas pero no llegó a debutar con los mayores. En la capital riojana recaló tras un curso prácticamente en blanco en el Betis B. Reconoce que le ha sorprendido «para bien» Logroño, ciudad de la que carecía de referencias. Su adaptación ha sido inmediata, tanto al entorno como al equipo. «Simplemente me encuentro cómodo. Me han dado confianza y estoy respondiendo bien», confiesa un jugador titularísimo tanto para Jordi Fabregat como para Andrés García.
Conoció la antigua Segunda B, con el filial del Barça, y ahora suma tres temporadas consecutivas en la nueva Primera RFEF. Asume que la categoría «tiene muchas diferencias con la antiguaSegunda B, es un pelín más competitiva y está más cerca de Segunda que antes».
Atesora cinco goles legales (y otros dos anulados) y un par de asistencias aunque lleva meses vigilado al máximo por los centrales y examinado por los directores deportivos de media Segunda división y parte de Primera. Sobre lo primero, recuerda que «lo mismo que nosotros analizamos a los rivales, ellos nos analizan a nosotros». «Me han pitado muchas faltas que, de verdad, no entiendo. Sí que me dan muchos golpes», completa no sin antes reconocer que "es muy difícil ser árbitro y no quiero criticar su labor". Sobre lo segundo justifica que «he firmado por un año y mi objetivo es cumplirlo aunque sé que el mercado es impredecible». Pase lo que pase con él en enero, su objetivo es «ayudar a conseguir la permanencia».