Los jóvenes comienzan a beber a los 13, pero ven más riesgos

Laura Merino
-

Proyecto Hombre defiende un cambio cultural, porque algunos optan por bebidas destiladas «para colocarse rápidamente». Pese a todo, hay ya una corriente de adolescentes que disfruta de un ocio 'sin'

Iván Galindo con su botella de agua en un bar de Logroño - Foto: Óscar Solorzano

En La Rioja, el alcohol sigue siendo una de las sustancias más consumidas entre los jóvenes, con patrones de consumo que llegan a preocupar a los expertos. Según el informe de 2024. Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), la edad media a la que los jóvenes empiezan a consumir este tipo de bebidas en la comunidad riojana es de tan solo 13 años.  muestra que la edad media a la que los jóvenes comienzan a consumir alcohol en La Rioja es a los 13 años. 

En 2023, el 75,9% de los jóvenes españoles de entre 14 y 18 años habían consumido alcohol alguna vez en su vida, el 73,6% en el último año y el 56,6% en el último mes, evidenciando así un aumento en la prevalencia de consumo respecto a años anteriores. Este incremento no solo se limita al inicio temprano del consumo, pues los patrones de uso más arriesgados como las borracheras y el consumo en atracón (binge drinking). 

Además, en el ámbito nacional, la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España de 2024 (EDADES) indica que el 14,7% de las personas de 15 a 64 años se han emborrachado en el último año, un hábito que se da principalmente entre los jóvenes adultos de 15 a 34. Por otro lado, el consumo en atracón hoy es más frecuente que años atrás en España y se concentra en las edades de 20 a 29 años. Además, el fenómeno del botellón aunque sigue estando muy presente en la sociedad actual, si se compara con años anteriores se realiza con menor intensidad.

Por otro lado, la Encuesta sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias de 2023 (ESTUDES) indica que entre los estudiantes, las borracheras y la asistencia a botellones aumentan conforme la edad, pasando del 19,5% en los alumnos de 14 años hasta el 59,8% a los 18 años. No obstante, los incrementos porcentuales disminuyen e incluso se llega a registrar un valor negativo al pasar de 17 a 18 años, debido a que la mayoría de edad les permite consumir legalmente alcohol en locales y negocios. 

Óscar Pérez, coordinador terapéutico de Proyecto Hombre, expresa que desde hace décadas denuncian que «el alcohol es el mayor problema de salud pública y de adicción tanto en España como en La Rioja» porque entre todas las drogas que hay «la más peligrosa son las legales». Y destaca que este consumo ha cambiado significativamente en las últimas décadas: «Antes el alcohol estaba ligado a momentos de celebración familiar y bebidas fermentadas, ahora prefieren las bebidas destiladas con el fin de colocarse rápidamente». 

El problema del que advierten es que a pesar de que en la actualidad «la percepción de riesgos ha aumentado mucho y las personas cada vez son más conscientes de lo peligroso que puede resultar, todavía sigue siendo una sustancia sumamente tolerada». Para ello, Pérez destaca que las familias no actúan de la misma manera cuando descubren que sus hijos o hijas fuman porros a cuando llegan borrachos todos los fines de semana, ya que en el segundo caso consideran que no es un problema real justificándose con la típica frase de «todos lo hemos hecho alguna vez». 

Por ello, desde Proyecto Hombre se insiste en la necesidad de un cambio cultural que reduzca la normalización del alcohol. «Hoy en día, está presente en todas las celebraciones, en los bares, e incluso se utiliza como excusa para calmar el estrés diario», afirma Pérez, destacando lo fundamental que es la prevención porque «en el fondo los chavales menores de edad son el reflejo de lo que hacen los adultos».

No obstante, Pérez recuerda que no todos los jóvenes beben. «1 de cada 4 no consume alcohol por lo que no hay que tener esa percepción catastrofista de que todo el mundo bebe y que por dejar de beber vas a estar solo porque no es cierto», asegura.  

Vida sin alcohol. Más allá de las estadísticas, Pérez destaca los beneficios físicos y emocionales que implica dejar de consumir bebidas alcohólicas: «Cuando dejas de beber notas mejoras físicas: adelgazas, el hígado se recupera, la piel luce más saludable». Sin embargo, apunta que «la industria sigue intentando vender la idea de que beber con moderación es bueno, un mensaje que no está científicamente respaldado».

«Siempre he salido de fiesta sin beber y me lo he pasado igual de bien»
Iván Galindo cuenta que nunca ha consumido alcohol pese a «la gran presión social»

En un mundo donde las reuniones sociales suelen girar en torno a una copa, la decisión de no beber ni una sola gota de alcohol a menudo puede resultar llamativa, e incluso en ocasiones, incomprendida. Sin embargo, para algunas personas, la abstemia no es una imposición, ni supone una renuncia, sino que es una elección consciente.

Iván Galindo tomó la decisión de no beber alcohol hace mucho tiempo y, ahora a sus 22 años se muestra orgulloso de nunca haberlo probado.«Hay ciertas comidas que no me suelen sentar bien y al ver algunos de los efectos principales como la distorsión de la realidad siempre me ha dado un poco de respeto porque prefiero ser consciente y acordarme de todo al día siguiente», apunta. Además, indica que al vivir en Villamediana «por comodidad» siempre coge el coche por lo que es un motivo más para dejar de lado las bebidas alcohólicas.  

«Cuando digo que no bebo y que no me gusta son muchas las veces que las personas se han sorprendido y lo entiendo porque al final lo normal, hoy en día, es hacerlo», explica Galindo destacando que ya está más que acostumbrado a este tipo de reacciones y que para nada le resultan molestas. Por ello, remarca de sí mismo su gran fortaleza en esta decisión porque son muchos los que le han intentado convencer para que cambie de opinión. 

Presión social. «Yo nunca he recibido un comentario negativo o despectivo por no beber», asegura el joven consciente de que hay quienes optan por persuadir de esta manera. 

«Haré lo que a mí me apetezca, no lo que los demás quieran. Llevo saliendo de fiesta muchos años, nunca he bebido y aún así me lo he pasado igual de bien», asegura. No obstante, también indica que la presión social en relación a la bebida alcohólica es enorme y que en incontables ocasiones se ha sentido muy presionado por las personas de su entorno porque siempre hay quien insiste diciendo «venga, pruébalo que te va a gustar».

Aunque es un ejemplo de que no hay que dejarse influenciar por lo que hacen los demás, Galindo también es consciente de que no siempre puede resultar fácil para todo el mundo por lo que está convencido de que esta presión es uno de los motivos de que «casi todos los adolescentes que han probado el alcohol, lo han hecho sin tan siquiera saber los efectos que conlleva y cómo les puede hacer sentir».  

Él sabe que nunca va a ceder, pero afirma que incluso en su familia varias veces le han animado a probar alguna bebida en celebraciones como el sorbete en Navidad o el champán en algún cumpleaños. Por ello, Galindo se muestra comprensivo cuando la primera vez debe explicar que no bebe, pero le resulta indignante que haya personas que estén empeñadas en persuadirlo porque no comprende cuál es el objetivo: «No les afecta lo que haga o deje de hacer».

Sin embargo, el joven reflexiona que cuando le han ofrecido tabaco, las reacción han sido totalmente distintas: «Cuando digo que no fumo, siempre me responden que hago bien y que nunca lo haga, algo que no pasa con el alcohol».