Carmen vivía desde hacía tiempo envuelta en una espiral de droga, alcohol y diferentes parejas que la sometían a malos tratos. Incluso consta una denuncia por el mismo delito contra su exmarido, con el que hablaba puntualmente. Carmen era consciente del peligro que corría y quería huir de Logroño, pero no pudo. El fatídico desenlace por el que perdieron la vida ella y Fernando, el hombre que se encontraba en el interior de la antigua sucursal bancaria de la calle San Millán se remonta al 20 de septiembre, coincidiendo con el inicio de las fiestas de San Mateo. Aquel día, como acostumbraba, Carmen acudió a dormir al Centro Municipal de Acogida (CMA). Como admitiría ella misma diez después en una entrevista con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Logroño, llegó bajo los efectos del alcohol e insultó al conserje.
Fue expulsada y sancionada con un mes sin poder acudir al Albergue. Tampoco la acogieron aquel día en el programa Alasca de baja exigencia sin hablar antes con su trabajadora social. Diez días en los que durmió en portales y trasteros, siempre en base a los datos recogidos en el informe de Servicios Sociales. El tres de octubre Carmen llama a su trabajadora social y ésta le invita a un encuentro. «No para de llorar», señalan los informes. Le traslada que está durmiendo en una habitación de un piso de Beatos Mena y Navarrete y la única condición puesta por el dueño es que no vea a su anterior pareja. «Se la veía muy deprimida», hace constar el informe.
La siguiente cita se produce el 8 de octubre. En ese momentos, Carmen, en un testimonio desesperado, traslada que ha abandonado la habitación de Mena y Navarrete. Insiste en todo momento en la necesidad de salir de Logroño «porque el que le proporcionaba la habitación dormía con él». Informa de que es una persona peligrosa y que le estaba buscando. «Ha estado 23 años en prisión», detalla.
Esta misma persona, tal y como confiesa la mujer asesinada, le llegó a decir que «había dejado a su mujer en Oyón sin un puto duro y que ahora ella tenía que estar con él». Salió de la habitación en la madrugada del día 5 de octubre. «Nadie quiere estar con ella por miedo» al hombre que le proporcionaba cobijo. «Contactó sin éxito con familiares y una person de otra localidad «para que la saquen de aquí», indica la trabajadora social. En ese momento de su testimonio ante los Servicios Sociales, Carmen señala literalmente que «cualquier día aparezco muerta». Un amigo suyo, Fernando, le hace saber que la persona que le proporcionaba habitación «es muy peligrosa». La empleada municipal contacta con el albergue que mantiene la sanción ya que aún no ha trascurrido el mes. «La veo realmente asustada pero no sé exactamente el motivo», refleja la empleada municipal.
A continuación contacta con la UFAM de Policía Nacional y traslada la situación para que intenten localizarla. Al mismo tiempo se activa el Servicio de Urgencias Sociales para que «le alojen donde sea, pero que la alojen».
Al día siguiente no acude a la cita con la trabajadora social pero pasa la noche en el programa Alasca. Un día después, el 10 de octubre, ni acude a la cita ni al programa de baja exigencia. Nadie sabe nada de ella. El informe de Servicios Sociales muestra su confianza en que la mujer asesinada «se hubiera ido de Logroño, como pensaba hacer».
En los días previos al fatal desenlace, tal y como consta en los atestados policiales, un testigo aseguró que al detenido en Oyón y que dio cobijo a Carmen en Mena y Navarrete, le contaron que habían visto a Carmen «de la mano y dándose abrazos con otro hombre». Se refería a Fernando, fallecido días después en el local ocupado de la calle San Millán. El detenido en Oyón, siempre en base a los atestados policiales, buscó al amigo y en los días previos al brutal y doble asesinato, mantuvo una pelea con él. Fernando acudió a Urgencias con una lesión en la cabeza fruto del encontronazo si bien, se fue sin atención sanitaria y de forma voluntaria.
El día de los hechos. El 17 de octubre, tal y como muestran las cámaras de seguridad, el detenido en Oyón y el amigo de Carmen pasan juntos por delante de un bar de la calle La Cigüeña. Son cerca de las 21 horas. Ambos se dirigieron tiempo después al local de la calle San Millán. En su declaración ante el juez, los otros dos acusados testificaron que ellos y Carmen estaban ya en el interior. Ambos coincidieron en que permanecían en un habitáculo del local donde dormían cuando empezaron a escuchar gritos. Al llegar al fondo del local vieron, siempre en base a sudeclaración al detenido en Oyón golpeando con una cachaba al amigo de Carmen. Posteriormente, con dos cuchillos, uno en cada mano, comenzó a agredir a Fernando y posteriormente a Carmen. Después les prendieron fuego. La autopsia revela que Fernando presentaba 24 heridas en el cuello y otras 14 en el tórax. Carmen presentaba más de veinte, fundamentalmente en la espalda. Ambos cuchillos, de 19 y 15 centímetros, ensangrentados pero sin huellas, fueron hallados en el contenedor situado enfrente al local de la calle San Millán.
Por su parte, el detenido en Oyón negó ante la jueza la autoría de los hechos asegurando que se encontraba en su vivienda de la localidad alavesa. Sin embargo, las cámaras de seguridad graban, sobre las 00.35 horas del 18 de octubre, a los tres detenidos con bolsas en la mano en dirección a la casa de la calle Beatos Mena y Navarrete, donde fueron halladas posteriormente junto a un bidón naranjam supuestamente de combustible. El fallecido es el amigo de Carmen que le alertaba del detenido en Oyón y con el que supuestamente habían visto por la calle de la mano de la mujer asesinada e incluso dándose abrazos.
El relato, según fuentes judiciales, abre la hipótesis de que el principal objetivo era el hombre hallado muerto junto a Carmen «por una cuestión de celos». Hay que tener en cuenta, que los primeros dos detenidos fueron trasladados a Comisaría, inicialmente, en calidad de testigos. Una vez en la Jefatura, un agente se percató de que había sangre en las zapatillas de uno de ellos e inmediatamente pasaron a ser investigados y detenidos en prisión preventiva. Ambos acusaron al detenido en Oyón días después. Todo ello está en manos del Juzgado de Violencia contra la Mujer.
Dos detenidos en Logroño y otro en Palencia «por seguridad»
En contra de lo que se ha venido diciendo, los tres detenidos permanecen en prisión preventiva hasta la celebración del procedimiento legal. Eso sí, los dos arrestados en un primer momento, permanecen en el centro penitenciario de Logroño. El tercero, detenido en Oyón, fue trasladado a la cárcel de Palencia por cuestiones de seguridad después de vertir «amenazas de muerte» contra los otros dos, tal y como aseguran las fuentes judiciales consultadas por El Día de La Rioja.
Las mismas fuentes aseguran que los dos primeros tuvieron que ser trasladados de módulo penitenciario tras «un intento de agresión del que libraron por segundos». Ambos permanecen juntos en la misma celda.
En el caso de Fernando, el hombre fallecido junto a Carmen, no se ha personado, al menos de momento, acusación particular alguna Una acusación que ejercerá el ministerio fiscal.