«¿Calles abiertas? Eso no es urbanismo»

Feli Agustín
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«El planteamiento es bueno, pero no tiene fundamento», critica el decano del Colegio de Arquitectos, Ángel Carrero, que tiende la mano al Ayuntamiento para lograr la Ciudad Verde Europea

«¿Calles abiertas? Eso no es urbanismo» - Foto: Óscar Solorzano

Arquitecto, especialista en urbanismo, Ángel Carrero es decano del Colegio desde el pasado octubre. Sin pelos en la lengua, no le gusta el programa calles abiertas y es un declarado admirador del parque sobre las estaciones. Madrileño, llegó a La Rioja en 1998 como director técnico de la corporación de la que ahora es su principal representante. En un momento en el que se debate si han de cambiar o cómo han de transformarse las ciudades tras la pandemia, tiene una espinita o, mejor, una escarpia, clavada: la imposibilidad de plasmar sobre el terreno el proyecto de recuperación del Monte Cantabria, que diseñó con José Ignacio Amat e Iñaki Gómez, y que ganó el concurso convocado por la Corporación de Tomás Santos.

 

Se estrena como decano en una situación muy compleja, con una grave crisis, aunque no parece tan severa para la construcción, y como consecuencia para ustedes, como la de 2008.

Es difícil todavía evaluar su gravedad, porque es claramente distinta a la pasada; desconocemos su trayectoria y conclusión.

 

¿Está siendo la rehabilitación la tabla de salvación?

Eso es lo que se intenta, pero tampoco se puede confirmar como tal. La rehabilitación puede ser parte de la salida, pero la arquitectura es más, es obra nueva, urbanismo…; y de obra nueva hay muy poca.

 

¿Y obra pública?

Nada de nada.

 

¿Teme que las obligaciones económicas que conlleva la pandemia la detraigan aún más?

Ya hemos visto que la crisis de 2008 supuso una contracción en la inversión en obra pública. En La Rioja, los proyectos de las administraciones nacional o regional se han visto muy mermados; hay más actuaciones de los municipios. Si hago memoria de las últimas obras, como el Sagasta o el centro de salud de la Villanueva, se han quedado en colaboraciones, porque han corrido a cargo de los arquitectos de la administración.

 

¿Hay ayudas para el sector?

Los fondos Next Generation [Fondo de Recuperación Europeo] todavía están por definir; hay parte de las ayudas de las ITE del Ayuntamiento de Logroño del año pasado que no se han abonado, lo que retrae a los ciudadanos a realizarla. Ahora van a salir las de este año y hay que tener en cuenta que las comunidades de propietarios deben ser solventes para afrontar las obras; en algunos casos hay que aportar sumas importantes sin contar con ayudas.

 

Son ustedes, precisamente, trending topic, respecto al papel que deben jugar en la construcción de entornos y viviendas saludables. ¿Qué tipo de elementos considera que son los adecuados para las exigencias que se plantean?

Es difícil definir cómo responder, porque cada caso implica una necesidad. La arquitectura y el urbanismo trabajan el entorno urbano y en esta pandemia lo que se exigen son intervenciones para garantizar la separación física, sobre todo en interiores, aunque parece que será de manera temporal. ¿Cómo hacerlo? Se suelen reducir las ocupaciones, decretadas por el código técnico, aunque son los entornos conocidos donde se están produciendo los contagios. Sí es cierto que se pueden realizar intervenciones en lugares públicos comunes, aunque hay que tener en cuenta que el 90% de los espacios de la ciudad son privados, donde, para intervenir, se necesita mayor agilidad de las administraciones. Se sigue con las mismas estructuras y para cuando cambien es posible que estemos en otro escenario distinto.

 

Un arquitecto valenciano, Vicente Guallart, va a levantar en China las primeras casas de la era poscovid. Apuesta por la madera y son un conjunto de cuatro manzanas autosuficientes. ¿Qué opinión le parece el nuevo modelo?

Con la madera busca una huella ecológica cero. Históricamente, para responder a las pandemias, el urbanismo siempre parte de entornos autosuficientes, aunque es diferente en cada lugar, dependiendo del valor del suelo. En España, hay emplazamientos con suelos demasiado caros para ese tipo de intervenciones. La configuración en China es muy diferente a la de Europa.

 

La pandemias han obligado a diseñar el espacio urbano y la arquitectura. ¿Conllevará el covid un nuevo modelo?

La gripe española de 1918 provocó unos nuevos modelos arquitectónicos de carácter higienecista o para favorecer la ventilación que antes no se atendían. Ahora bien, hay de todo; Logroño no es una ciudad de epidemia, es una ciudad del Camino. Las pandemias pueden obligar a modificar ciertas estructuras, como pueden ser las calles o los servicios; si extendemos la ciudad, lo servicios urbanos deben ampliarse en consonancia.

 

Hay otro elemento que ya desempeña un papel fundamental, las nuevas tecnologías. ¿De qué manera han de integrarse?

Evidentemente, influyen de manera fundamental en las viviendas, y así lo incluye el código técnico. Hay que tenerlas en cuenta, pero hay que velar para que lleguen a toda la ciudadanía, que no discriminen. A este respecto, la vivienda pública no existe ni en esta ciudad ni en La Rioja; hay edificios institucionales donde se están integrando, pero no están llegando a la mayoría de la sociedad.

 

Con estos presupuestos, ¿sobre que cimientos debe asentarse el PGM de Logroño, tantos años aparcado?

Lo de Logroño es muy triste; lleva con un plan 35 o 40 años, es contemporáneo del de Pontevedra o Vitoria, donde el desarrollo ha sido muy diferente, será porque los técnicos tuvieron protagonismo. Aquí parce que hay que seguir pasando la pelota de Corporación en Corporación y nadie lo saca adelante. Esto sucede también en otros municipios de La Rioja. Las herramientas urbanísticas en esta comunidad son, en este momento, inválidas. Es una inversión que va a estructurar La Rioja futura, de las próximas generaciones. El hecho de que Logroño no cuente con un plan lo bloquea todo.

 

¿Qué ejes deben sustentarlo?

La movilidad, la participación y la conexión de las diferentes zonas de ciudad para que conserven su autonomía y, a la vez, permanezcan unidas entre sí. La actuación urbanística debe plantearse de forma conjunta y coordinada con su entorno, como Lardero o Villamediana, para beneficiarse de las sinergias entre los municipios; hay que hacer comunidad, no competencia.

 

Repasemos Logroño. ¿Cómo ve el casco antiguo?

Desde finales de los años 90 ha experimentado una mejoría espectacular; ha pasado de casco viejo a casco antiguo. Hay, no obstante, circunstancias que impiden que haya gente que se instale, como falta de aparcamientos. Hay a quien la imposibilidad de acceder le disuade de realizar inversiones. Es necesario definir claramente el nivel de protección y no convertirlo en un parque temático.

 

¿Qué opinión le merece la intervención en el Monte Cantabria?

Es una actuación que hay que desarrollar e implementar. Es fundamental y puede establecer el Monte Cantabria como un foco de atracción. Cualquiera que sube, comprueba como se controla la ciudad desde el emplazamiento originario del municipio; es imperdonable que esté abandonado. Y es verdad que se quiere intervenir, pero se ha vuelto a perder la subvención del 1,5% Cultural. ¿Solo se interviene si la administración da subvenciones a la administración? Igual no es el momento, pero no se puede descuidar.

 

¿Y en la Villanueva?

Hay que intentar consolidar lo que existe para evitar que continúe la degradación. El V Centenario de Sitio hubiera sido una gran oportunidad para invertir, pero entiendo que no es el momento.

 

Logroño ha vivido siempre de espaldas al río. ¿Hay alguna manera de que gane protagonismo en la ciudad y que se pueda revalorizar la otra orilla?

Desde los 80, las brechas que existían en las ciudades eran puertos, ferrocarriles y ríos, y se ha buscado su regeneración. El planteamiento del anillo verde en torno al Ebro me parece genial, y eso se ha ido ganando en las últimas décadas. Otra cosa es pasar el río, que se enfrenta con dos condicionantes, la humedad, y que los servicios están al otro lado. Está muy cerca, pero a la vez, psicológicamente, está muy lejos. Creo que la crisis de 2008 también ha supuesto un freno para su desarrollo, pero pienso que la situación está bien encauzada. Y es el camino que hay que seguir.

 

El actual Ayuntamiento habla de mirar hacia el interior en vez de extender la ciudad. ¿Coincide?

La mancha de la despoblación se extiende desde el casco antiguo hacia los barrios que se fueron construyendo posteriormente; ya se está llegando a los de los años 80. Eso provoca gerentrización, eso es, envejecimiento de la población, lo que antes eran guarderías ahora son centros de día. Se pierden viviendas habitadas, de tal manera que lo servicios se ofrecen a un entorno donde la población está desapareciendo. Es lógico que se lleven a cabo políticas para actuar en el interior de la ciudad; me parece muy acertada esa mirada para evitar la depreciación de Logroño.

 

El concejal de urbanismo no parece muy partidario de los chalés. ¿Cuál es su parecer?

Creo que su negativa se sustentará, no en el hecho de la construcción de unifamiliares, sino por el coste de dotarles de esos servicios, son infraestructuras muy caras. Pienso que el mercado inmobiliario debe responder a diferentes necesidades, debe proveer tanto de chalés como de viviendas en el centro. Creo, además, que hay que coordinarse con otros municipios para que la oferta sea equilibrada.

 

¿Qué le parece el programa de Calles Abiertas?

No es urbanismo, que es que el estructura cómo hay que hacer las cosas; sino urbanización, cómo pinto una fachada o una calle. El planteamiento es correcto, pero fatalmente desarrollado. Son gestos a los que detrás les falta fundamento, Se ha quedado en una anécdota y la ha multiplicado.

 

¿Cuál es su opinión respecto al eje ciclista Los Lirios-El Cubo?

Estamos diciendo que queremos que la gente se quede y estamos haciendo un carril bici para que se marche y el interior sea una zona de paso; lo que están haciendo es expulsarnos. Me faltan datos, y los hemos pedido. Desde el Colegio queremos ayudar, pero al equipo de Gobierno le falta definición y ganas de escuchar.

 

¿Es suficiente una solución semafórica en el cruce de Vara de Rey?

Estamos llegando a las soluciones tipo me da igual, pero que sea rápido. Es muy triste. ¿Para que hemos estado hablando tantos años?

 

Y sin salir del entorno, ¿es un logro el parque del soterramiento?

Es perfecto. Lo veo con las torres de viviendas diseñadas por Ábalos y Herreros; toda la solución que se dio me parece perfecta. Se ha pensado un eje residencial y económico que va a ser la Gran Vía dentro de 25 años. Creo que es muy bueno para la ciudad. Es, además, uno de los parques más sostenibles que he visto en mi vida, con el tipo de plantas que se han escogido y las celdas de agua para su riego.

 

¿Entiende las acusaciones sobre megalomanía de las estaciones?

No. Este tipo de estructuras hay que hacerlas para cubrir las necesidades que puedan surgir en medio siglo. Si la apuesta es la comunicación, hay que ofrecer respuestas. ¿Están sobredimensionadas actualmente? Sí, pero la tendencia es que se adapten a los futuros requerimientos.

 

Parece que, tras casi 14 años, en el solar de Maristas se va a empezar a intervenir. ¿Tendrían que ofrecer las viviendas diseños acordes con las nuevas exigencias?

Me parece interesante la construcción de nuevas viviendas, ahora bien, con un Plan General en el que no están definidas, es un poco urbanismo a la carta, se responde a una necesidad puntual. Se tiene que integrar la fachada de Maristas, obra de Agapito del Valle, en el entorno y se podrá potenciar la zona de las Cien Tiendas.

 

¿Apuesta por peatonalizar grandes avenidas, como Vara de Rey?

Siempre que se permita la accesibilidad de los diferentes medios de transporte a las viviendas me parecería correcto; si va a haber problemas para el acceso de suministros a los negocios o de una ambulancia... Hay que hacer un estudio muy profundo;Vara de Rey no es solo de quienes viven en la calle, sino que es la salida de la ciudad. Analizándolo y estudiándolo, todo puede ser viable, pero analizándolo y estudiándolo.

 

¿Deberían quedarse las terrazas de los bares con la amplitud ganada a la pandemia?

Muchas de ellas son inaccesibles al ocupar espacios de aparcamiento en la calzada. El gremio lo está pasando fatal y parece que les están haciendo un favor. Siempre se está quitando espacio urbano para la movilidad y mercadeando con los espacios públicos para generar ingresos para la ciudad. Es una situación muy puntual, obligada por la pandemia.

 

¿Qué le parece la apuesta del Gobierno municipal por la Ciudad Verde Europea?

Siempre bien. El Plan General Municipal del 85 tenía que haber hecho una apuesta decidida por ello y estaríamos ahora encantados. Espero que lo consigamos para 2023; el Ayuntamiento puede contar con el Colegio para lograrlo.