Mayte Mateos, la cantante con más boogie

M. A. G-S.
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La componente de Baccara nos presenta sus 10 Lugares preferidos de La Rioja

Mayte Mateos, en El Revellín, el 11 de junio de 2019, durante el tradicional reparto bernabeo. - Foto: Foto cedida por Mayte Mateos

Mayte Mateos (Logroño, 1951) tiene su ‘armario’ en Palma de Mallorca desde hace un cuarto de siglo. Aunque ha pasado más tiempo fuera de España que en La Rioja, sigue siendo «logroñesa». En septiembre, volverá a Suecia junto a Paloma Blanco para poner voz a los éxitos de Baccara, el grupo que formó con María Mendiola. La banda británica The Fratellis ha actulizado su éxito de 1978 («número uno en Europa, Japón y Corea»), Yes sir, I can’t boogie, el himno oficial de la selección escocesa en esta Eurocopa más itinerante que la propia Mayte Mateos y Baccara.

 

Estos son los 10 Lugares preferidos de Logroño y La Rioja:

 

1. El Revellín. Nada más logroñés que El Revellín ni día más tradicional que el de San Bernabé, el 11 de junio. En este 2021 se cumplen quinientos años del asedio y aunque en los dos últimos no ha habido reparto, por razones de sobra conocidas, para la cantante de Baccara, no se puede entender Logroño sin El Revellín ni San Bernabé: «En 1521, durante varios días, Logroño resistió al asedio del ejército francés. Los logroñeses recurrieron a los peces del Ebro y al vino de las bodegas próximas para subsistir. Me encanta esta conmemoración del reparto del pez en San Bernabé. Creo que es la fiesta popular más querida y entrañable de Logroño y en la que siempre que puedo estoy». La imagen que ilustra sus 10 Lugares corresponde a la edición de 2019. Nada ha cambiado desde entonces.

2. La Redonda. Fue bautizada y se casó en la concatedral que se abre a la Plaza del Mercado y a la calle más logroñesa de la capital, Portales. Todo ello justicia que Mayte la designe como uno de sus lugares preferidos. «Pero es que además tiene un altar mayor de lo más churrigueresco que es impresionante», acota.

3. Duquesa de la Victoria. Fue su calle aunque a veces le cuesta reconocerla. «Me quedo con Duquesa de la Victoria pero cuando era una calle arbolada, en la que no se veía ni la acera. Yo vivía en el 16, pero no sólo me han cambiado la calle. También la numeración», bromea. «Fue ahí donde pasé mi primera adolescencia», rememora. En una de sus muchas idas y vueltas, regresó a Duquesa de la Victoria de la mano de su hermano Daniel «y no la reconocí; no sabía dónde estaba». «Quitaron los árboles, entiendo que para hacer sitio para los coches. La calle ya no fue lo mismo», lamenta. 

4. Teatro Bretón. Del Bretón lo único que no le gusta es su puerta de acceso «porque no está en consonancia con la grandilocuencia de su interior ni le hace justicia». Pero del Bretón tiene muy buenos recuerdos, con ella en el escenario y en el patio de butacas. «Con 13 o 14 años participamos en una gala que se llamaba Por la Sonrisa de los Niños. Eran los tiempos de la Sección Femenina», tira de recuerdos. «Me subí al escenario y canté Al sol le llaman Lorenzo, de Marisol», informa. Tenía tantas tablas que en 1969 fue nombrada Maja de La Rioja, representando a la comunidad en Oviedo, en una gala dirigida por Joaquín Prats.

5. Laurel. Para muchos la Laurel siempre ha sido el corazón de Logroño, para Mayte es El Espolón. Pero La Laurel sí es el punto para degustar los mejores vinos y pinchos. No exagera. La Laurel comparte este honor con la San Juan. De pequeña, su preferido era «champiñón con gamba» pero con el paso del tiempo la calle, sus vinos y pinchos se han gentrificado. Para regar el champiñón con gamba elige un «vino blanco».

6. San Millán de la Cogolla. Con Badarán como base «porque en este pueblo tenemos amigos», se acerca a los monasterios de Suso y Yuso en San Millán. «No pueden faltar», resume consciente de su riqueza paisajística y su importancia para la cultural riojana, española e hispanoamericana.

7. Santa María La Real. De nuevo partiendo de Badarán se acerca a la vecina Nájera para disfrutar de SantaMaría la Real, un sitio «precioso», que sobrecoge y que está «íntimamente ligado» a nuestra historia.

8. Briones. Se trata de uno de los pueblos más bonitos de La Rioja, que cuenta con innumerables ejemplos de arquitectura civil, un pasado medieval y calles con mucha historia. «Sus casas solariegas y sus blasones son espectactuales», agrega. También lo son sus paisajes y viñas que buscan el Ebro. En este escenario sobresale «uno de los mejores museos, si no el mejor, dedicados al mundo del vino». «El Museo Vivanco es espectacular», agrega. Una parada obligatoria siempre que regresa a La Rioja con sus amigos.

9. Puerto de Piqueras. Todos los que en algún momento se fueron de La Rioja en dirección a Madrid se despidieron de la región a la altura del Puerto de Piqueras, mucho antes de que existiera el túnel. Aunque la N-111 ya no es la ‘tortura’ que era, para Mayte Mateos que dejó Logroño a los 18 años «rumbo al RealConservatorio de Arte Dramático y Danza», a las órdenes de Mari Emma, Piqueras siempre ha sido un sitio muy especial para ella. Por sus andares y venires a Madrid pero también por las excursiones que las alumnas de Agustinas hacían a este confín riojano.«Nos cogían en la iglesia de Carmelitas, oíamos misa y nos llevaban a Piqueras. Tras esquiar, comíamos patatas a la riojana en la Venta de Venancio», apostilla.«Tenía quince años pero aún recuerdo cómo olía a campo, a sarmiento», se emociona.

10. La Presa de la Guillerma. Llamada en sí en memoria de Guillerma Ubis, «una riojana ilustrísima». Este punto sobre el Ebro está anclado en la memoria de muchos logroñeses. La presa está asociada al ocio y al deporte recreativo. Aquí acudía Mayte «a remar, más que a nadar». «Aprendí a remar en la presa de la Guillema. Se me daba mucho mejor que nadar», se ríe. «Me llamaron incluso para representar a LaRioja en las reuniones de Gimnasia Deportiva que se hacían por aquellos años», apunta. Por fortuna, el baile le apartó del remo. Después llegó Baccara y una historia de éxito musical que más de 40 años después aún no ha acabado.